
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá generosamente, junto con él, todas las cosas?” Romanos 8:32
Esta gloriosa promesa nos lleva del monte carmesí del Calvario a las vastas llanuras de la provisión ilimitada de Dios. El Padre, al ofrecer a su amado Hijo como sacrificio sustitutivo por su pueblo, demostró así que cada costo de nuestra redención fue pagado en su totalidad. Si el Soberano del Cielo no consideró demasiado grande la angustia del Gólgota como para perdonar a su Hijo unigénito, ¿acaso nos negará ahora algún bien? ¡Jamás!
El don de Cristo para nuestra salvación asegura cualquier don menor. Al contemplar la infinita compasión manifestada en la cruz, confiamos en que ese amor suplirá diariamente todas nuestras necesidades. Si Dios no escatimó a su amado Hijo por nosotros, entonces no negará ninguna bendición necesaria a aquellos por quienes Jesús murió. Si Dios te ha dado a Jesús, entonces ha destinado todas las riquezas del Cielo para tu bien. Quien dio lo mayor, no negará lo menor. Si Dios alimenta a sus aves, entonces ciertamente no dejará morir de hambre a sus crías. Perdón gratuito y perdón total, gracia en el camino y gloria al final: ¡todo esto nuestro Salvador ha prometido dar!
Creyente, cuando el temor te susurre que tus cargas exceden el cuidado de tu Padre, regresa al Calvario. Allí verás la cima de su generosidad y allí encontrarás la respuesta a cada una de tus necesidades. En lugar de hundirte en la ansiedad, deja que tu fe piense con valentía: “¿Se negará mi Dios, quien dio a su amado Hijo por mi salvación, a darme el pan de cada día, el consuelo en la tristeza, o la fuerza necesaria?”. Ninguna prueba puede superar su gracia sustentadora.
Padre Celestial, no perdonaste a tu propio Hijo, sino que lo entregaste por nosotros. Enséñanos a descansar en ese don incomparable. Concédenos fe para invocar tus promesas, valentía para depositar todas nuestras preocupaciones en ti y alegría al esperar tu generosa provisión. Que nuestras vidas rebosen de gratitud al recibir las riquezas de tu gracia. Amén. -Thomas Watson
🙏 Oración final
SEÑOR, llévanos siempre de regreso a la cruz cuando el temor y la duda intenten gobernar nuestro corazón. Ayúdanos a vivir confiados en que, habiéndonos dado a tu Hijo, jamás nos negarás lo que necesitamos para cumplir tu voluntad y descansar en tu amor fiel. Amén.