
“Acepta la enseñanza que mana de su boca; grábate sus palabras en tu corazón”. Job 22:22
No basta con tener una Biblia bien marcada; lo más importante es una Biblia grabada en el corazón. Las doctrinas de las Escrituras, por sólidas que sean, carecen de valor si sólo residen en el intelecto. La teología puede agudizar la mente, pero solo el Espíritu Santo puede ablandar el corazón. Lo que el cristiano no puede hacer, el Espíritu lo logra: toma la verdad divina y la aplica personal, experimental y poderosamente al alma.
Él ( Espíritu Santo) les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he dicho. Juan 14:26; no es la memoria la que nos trae el texto, sino la inspiración del Espíritu Santo. Sin embargo, para que el Espíritu Santo nos inspire, es necesario que hayamos leído previamente la Escritura. El mismo Dios que te da la fuerza para seguirlo también te da la capacidad de memorizar y poner en práctica Su Palabra. “Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente”, Hebreos 10:16
Esto no es mera comprensión, sino transformación. No es un asentimiento frío, sino una sumisión cálida. Cuando la Palabra de Dios se inscribe en el corazón, se convierte en la brújula, el consuelo y la convicción del creyente. Pablo no dijo: “Que la palabra de Cristo more en abundancia en sus mentes”, sino: “Que la palabra de Cristo more en abundancia en ustedes” (Colosenses 3:16). Es decir, en lo más profundo de nuestro ser, donde se despiertan los afectos, donde se mueve la voluntad y donde se dirige la vida. La verdad no debe ser simplemente inculcada en el cerebro por la lógica, sino plantada en el alma por el Espíritu Santo.
Él ( Espíritu Santo) les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he dicho. Juan 14:26; no es la memoria la que nos trae el texto, sino la inspiración del Espíritu Santo. Sin embargo, para que el Espíritu Santo nos inspire, es necesario que hayamos leído previamente la Escritura. El mismo Dios que te da la fuerza para seguirlo también te da la capacidad de memorizar y poner en práctica Su Palabra. Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente— Hebreos 10:16
Solo entonces se vuelve fructífera, brotando en piedad y devoción. Esta Palabra escrita en el corazón nos arma contra la tentación, nos fortalece en las pruebas y nos sostiene en el sufrimiento. Es viva y activa solo cuando mora en nosotros. ¡Cuánto anhelamos que los principios de Dios se siembren y atesoren en nuestro corazón, y se manifiesten en nuestra vida, no solo en nuestra mente! Oremos, pues, no solo por conocimiento, sino por experiencia profunda. Que tu alma sea la tabla donde Dios mismo grabe su verdad. «Escucha sus enseñanzas y grabalas en tu corazón» -C.Spurgeon
¡Oh, SEÑOR Todopoderoso, concédenos gracia para leer y recordar tu santa Palabra, recibir sus verdades con mansedumbre y vivir según sus santos preceptos! —Boddome
Oración
Señor, escribe Tu Palabra de Dios en lo más profundo de nuestro ser. Danos discernimiento espiritual para vivir una vida cristiana guiada por la verdad divina y fortalecer nuestros corazones conforme a la sana doctrina. Que Tu verdad transforme nuestra alma y produzca fruto eterno. Amén.