La Compasión Inagotable de Cristo

«Tengo compasión de la gente». Marcos 8:2

¡Qué ejemplo para su pueblo la tierna compasión de Jesús! Cuando Cristo alimentó milagrosamente a cuatro mil, Él satisfizo su necesidad de alimento material. Encontró el mundo que vino a salvar como un estanque de Betesda moral, donde multitudes de enfermos —ciegos, cojos o paralíticos— yacían en los pórticos. Juan 5:2 El lamento de la humanidad sufriente llegaba a sus oídos por doquier. Es su deleite recorrer esos pórticos, compadecerse, aliviar, consolar, salvar.

¡El leproso, ese nombre temido que conllevaba un exilio de por vida, alejado de palabras bondadosas! Pero Jesús tuvo palabras y gestos de ternura para el marginado. Jesús, «extendió la mano y lo tocó». Mateo 8:3 Los ciegos en el camino a Jericó, a tientas en la oscuridad, implorando ayuda, Jesús les tocó los ojos y los sanó Marcos 9:27-30. Fueron las lágrimas de una viuda a las puertas de Naín, cuando el SEÑOR la vio, se compadeció de ella y le dijo: “¡No llores!”. Lucas 7:13

¡Así es como el SEÑOR simpatiza con nuestros problemas! Vemos en Éxodo, el SEÑOR se le apareció a Moisés. Le reveló su corazón compasivo diciendo: “He visto la aflicción de mi pueblo…Y he descendido para librarlos”: Éxodo. 3:7-8. No se limitó a liberar a su pueblo de una manera distante y mecánica, sino que dijo:“He descendido”. Entró en las calamidades que estaban experimentando. El profeta lo describió así: “En toda angustia de ellos él fue angustiado” Isaías 63:9.

Jeremías, cuando el pueblo de Dios pasaba por profundas pruebas, declaró: “Nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana” Lam. 3:22-23. Cristo, que era Dios manifestado en carne, y que descendió del cielo Jn. 6:33 y 50, satisfizo nuestra necesidad como pecadores, pero también se compadece de nosotros como creyentes. Provee para las dificultades que enfrentamos en nuestra vida, no mecánicamente, sino con compasión y empatía. Que podamos aprender de su compasión por la multitud hambrienta e imitemos Su ejemplo. — James Smith y Brian Reynolds

Oración final:
Señor Jesús, llena nuestro corazón con Tu misma compasión, para ver, amar y ayudar a otros como Tú lo hiciste, con ternura, misericordia y verdadero amor divino.

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