Cuando la injusticia parece reinar, Dios sigue gobernando

«No te sorprendas si ves que un poderoso oprime a un pobre o que no se hace justicia en toda la tierra». Eclesiastés 5:8.

En medio de sus reflexiones, el rey Salomón intercala ocasionalmente consejos y exhorta a sus lectores a no sorprenderse ni tropezar ante las injusticias de los poderosos de la tierra. No solo él tenía esta inquietud, pues Job 12:6 dice: «En esta vida los ladrones prosperan, y se sienten seguros los que ofenden a Dios. ¡Creen que Dios mismo les ha dado todo! David en el Salmo 73:2 En cuanto a mí, por poco se deslizaron mis pies; casi resbalaron mis pasos porque tuve envidia de los arrogantes al ver la prosperidad de los malvados. Y Jeremías 12:1 pregunta: ¿Por qué prosperan los impíos en todo lo que hacen, y les va bien a todos los que son desleales?

Estos pasajes muestran que los santos del A.Testamento estaban profundamente desconcertados por la prosperidad de los impíos y la adversidad de los justos. Salomón, por lo tanto, busca eliminar este obstáculo e impedir que se ofendan o murmuren contra el gobierno divino de Dios. Dada la naturaleza humana caída, no debería sorprendernos que los fuertes opriman a los débiles, ni que la justicia sea corrompida por quienes están en el poder. El hombre está destinado a cosechar las amargas consecuencias de su apostasía contra Dios.

Sin embargo, por más perplejos que estemos ante el éxito que tan a menudo recompensa a quienes obran la iniquidad, tengamos la seguridad de que nada escapa a la atención del Altísimo, que Él lo tiene en cuenta y tiene razones sabias para permitir los frecuentes errores de la justicia humana por parte de los magistrados y gobernantes de la tierra. Hay Uno infinitamente superior a quien aún deben rendir cuentas, y de quien recibirán un justo castigo. Hebreos 2:2

Cuando vi la prosperidad de los malos dije: «Ciertamente, en vano he mantenido puro mi corazón; en vano me he lavado las manos en inocencia. Cuando intenté comprender todo esto, me resultó opresivo, hasta que entré en el santuario de Dios. ¡Entonces comprendí su destino final! Ciertamente los colocas en terreno resbaladizo; los arrojas a la destrucción. ¡Cuán repentinamente son consumidos, completamente arrasados por el terror!» Salmo 73:13-27 – Arthur Pink

Oración final:

Que en medio de la injusticia humana puedas encontrar paz al recordar que Dios observa, gobierna y hará justicia perfecta en Su tiempo

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