El Pan Suficiente: Contentamiento, Sabiduría y Dependencia de Dios

«No me des pobreza ni riquezas. Dame solo el pan que necesito;» Proverbios 30:8-9.

Agur comprendió los peligros de tener demasiado o muy poco. Los desafíos particulares que conllevan tanto la riqueza como la pobreza, pero también nuestras propias tendencias. Cada una de ellas nos invita a la cautela. Juntas, evidencian nuestra necesidad de Jesús, que nos enseñó a orar: «Danos hoy nuestro pan de cada día».

Agur quería ser como un niño, sin pedir nada grandioso, solo el sustento diario, y que su vida estuviera orientada a propósitos más elevados y sagrados. «Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. Pues nada trajimos a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto». 1 Timoteo 6:6-7

Ser rico no es malo, el problema es hacer de las riquezas un ídolo y colocarlas por encima del amor que debemos tener a Dios, es hacer de ellas nuestro único objetivo, entonces caeremos en muchas trampas: «Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;» 1 Timoteo 6:9. Agur fue, pues, un cristiano adelantado a su tiempo. Él representa, en su espíritu y conducta, la enseñanza del apóstol Pablo. Parece haber deseado ser preservado de tal desastre.

Pablo dijo: «He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación». Fil.4:11 La palabra «aprendido» es clave en toda la expresión. No fue algo natural, ni un instinto ni una intuición; fue cuestión de simple y verdadera experiencia. El aprendizaje divino, la sabiduría sagrada: que el contentamiento es la verdadera ambición y que el contentamiento es el principio de la verdadera riqueza.

Cuando Jesurún engordó, se rebeló; abandonó a Dios y menospreció la Roca de su salvación. Deut.32:15 Cuando el pueblo de Dios fue llevado a ricos pastos, se saciaron y su corazón se enalteció; y Dios dijo: «Por eso se han olvidado de mí». Oseas 6:13 No podemos modificar la oración de Agur. No se ofrece fácilmente con total consciencia y sinceridad. Estas palabras se repiten con frecuencia, pero ¡cuán pocos comprenden la profundidad de su significado, la absoluta confianza en la divina providencia que expresan!

Júzgame, Padre mío; tú conoces mi capacidad, mi poder para resistir la tentación, mi debilidad y mi fortaleza; tú sabes cuán pronto seré derribado, y destruido; tú sabes si fui destinado para ser administrador de gran poder y riqueza, o simplemente un humilde portero en tu grandiosa creación: solo enséñame cuál es tu voluntad y ayúdame a expresarla con amor, obediencia y gozosa esperanza. Entonces creceré en gracia y estaré preparado para seguirte y servirte fielmente hasta el final. – Joseph Parker

Oración final 

Señor, enséñanos a vivir con contentamiento, confiando cada día en Tu provisión y descansando en Tu sabiduría para guiarnos entre la pobreza, la riqueza y todo lo que enfrentamos.

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