
OCTUBRE 8
«Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados.» Romanos 8:17
«Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo». En muchas familias, los hijos heredan los bienes de sus padres. Cada hijo es heredero y, en conjunto, coherederos. De igual manera, dado que los cristianos son hijos de Dios, son sus herederos Gálatas 4:7 y coherederos con Cristo. Reciben todas las bendiciones espirituales Efesios 1:3. Ahora, y en el futuro, compartirán con el SEÑOR Jesús todas las riquezas del reino de Dios: «Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado», Juan 17:24.
Estar en todo con Cristo. Con Él en el sufrimiento; con Él en la gloria; con Él en el oprobio de los hombres; con Él en la honra a la diestra del Padre. Pero si evitamos el camino de la humillación con Él, podemos esperar que nos niegue en el día de Su gloria. ¿Sufrimos ahora? Entonces esperemos que algo mejor está por venir. Sí, sufrimos, y en esto estamos en armonía con toda la creación de Dios, «pues toda la creación hasta ahora gime y sufre como si tuviera dolores de parto», Romanos 8:22.
Coherederos con Cristo. ¡Oh, esta bendita coparticipación, esta comunión! Participando de toda la herencia, tanto de la herencia del sufrimiento como de la herencia de la gloria. Debemos aceptar lo duro y lo suave, lo amargo y lo dulce, con Él; ¿y quién se opondrá a eso? Si hemos de ser herederos con Cristo, no queremos dividir la herencia en pedazos. ¡No! Aceptaremos la Cruz tanto como la corona, el oprobio tanto como la honra.
Ser herederos no sería necesariamente cierto en la familia de ningún hombre, pues podría tener hijos que no fueran sus herederos; pero, en la familia de Dios, todos los que nacen en ella nacen «herederos de Dios y coherederos con Cristo».
Debemos tomar nuestra parte de la porción de Cristo: su porción aquí y su porción en el más allá. La regla para nosotros, los que estamos en Él, será: «Compartir y compartir por igual.» Él mismo ha dicho: «Donde yo esté, allí también estará mi servidor» Juan 12:26; y todo lo que Él tiene lo repartirá con nosotros. ¿Estás dispuesto, querido hermano, a compartir con Cristo? Si no, entonces dudo que puedas ser considerado con razón entre sus hijos. Dios mismo es la herencia de su pueblo; nos pertenece ahora, como dote eterna. — Charles Spurgeon
Oración final: SEÑOR, gracias porque me has hecho hijo Tuyo y coheredero con Cristo. Enséñame a aceptar tanto la cruz como la corona, confiando en que todo lo que comparto contigo hoy, se transformará en gloria eterna contigo mañana.