
OCTUBRE 3
«Al SEÑOR busco en el día de mi angustia. Sin cesar extiendo a él mis manos en la noche; mi alma rehúsa el consuelo». Salmo 77:2
«Los días de la tribulación han de ser días de oración; en los días de aflicción interna, especialmente cuando parece que Dios se ha apartado de nosotros, hemos de buscarle hasta que lo encontremos. En el día de la tribulación no busco las diversiones para escapar de esta manera de ella, sino que busco a Dios, su favor y su gracia. Los que pasan aflicciones no deben esperar aliviarlas con la bebida y el entretenimiento sino con la oración». — Matthew Henry
«Al SEÑOR busco en el día de mi angustia». El salmista demuestra a quién recurrió, haciéndonos saber que no existe ningún otro consolador más que el SEÑOR, «Él es nuestra fortaleza» (Salmo 18:1). Cuán necesario es entender que Él mismo será quien dé consuelo a todos sus escogidos: «Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos» (Apocalipsis 21:4).
Busquemos al SEÑOR en medio de la angustia como el salmista. Al decir: «Sin cesar extiendo a él mis manos en la noche», estaba tan abrumado —como nos pasa a nosotros— que, por la ansiedad producida por la imaginación creando problemas y escenarios futuros desastrosos que nunca ocurrirán, pasamos noches enteras de insomnio. David, durante su aflicción, oraba buscando el consuelo del SEÑOR. Dijo: «Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso» (Salmo 40:1-2).
Cuando las circunstancias nos abruman, dudamos, y es esto lo que nos atormenta y quebranta ¡más que los mismos problemas! Es la duda y el temor lo que realmente aplasta nuestros espíritus y nos deprime. El SEÑOR no nos prometió un camino de rosas, dijo: «En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). Aunque sientas que ya no puedes soportar más, sigue clamando; «Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean probados más allá de lo que puedan soportar» (1 Corintios 10:13).
Confía y espera en el SEÑOR, y verás venir a tu vida Su respuesta a tus oraciones, de manera sobrenatural: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?» (Juan 11:40). «Pero pida con fe, sin dudar nada; porque el que duda es como una ola del mar, que el viento lleva de un lado a otro. Quien es así, no piense que recibirá del SEÑOR cosa alguna» (Santiago 1:5-6).
Palabras clave: oración en la angustia, fe, esperanza, consuelo divino, confianza en Dios, perseverancia, pruebas, fidelidad de Dios, fortaleza espiritual, clamor.
Oración final: SEÑOR, cuando mi alma se rehúse al consuelo y mis noches se llenen de ansiedad, enséñame a extender mis manos hacia Ti. Sé mi refugio en medio de la angustia, mi paz en la tormenta y mi fortaleza en la debilidad. Que mi clamor se transforme en fe, y mi espera en testimonio de tu fidelidad. Amén.