Bajo el Yugo de Cristo, Hallamos Libertad

OCTUBRE 4

«Lleven mi yugo sobre ustedes». Mateo 11:29

El yugo es un instrumento de labranza que sirve para unir a dos bueyes o mulas en una yunta, que se utiliza para hacer que los bueyes se muevan según la voluntad del granjero. «Lleven mi yugo sobre ustedes», quiere decir el SEÑOR: “Entréguense a mi señorío, sométanse a mi gobierno, dejen de lado su propia voluntad y hagan mi voluntad buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

Llevar el yugo de Cristo significa vivir en unión con Él, sometiéndose a su guía y permitiendo que Él dirija cada aspecto de nuestras vidas, viviendo con Él y como Él. Unidos a Jesús, nos rendimos a su control y dirección, para que Él pueda llevarnos a las obras espirituales que han sido planeadas para nosotros desde antes de la fundación del mundo (Efesios 2:10).

Cuando Jesús dice: “Lleven mi yugo sobre ustedes”, nos está invitando a vivir unidos y sometidos a Él siempre, viviendo con Él y como Él en todo. Cuando llevo el yugo de Jesús, no puedo “seguir mi propio camino”. Si realmente estamos unidos a Jesús, nos rendimos a su control y guía; así Él podrá llevarnos a las obras espirituales que fueron preparadas para nosotros desde la eternidad.

La Biblia también usa la imagen del «yugo» para referirse a la esclavitud y opresión del pecado, a la dependencia del mal en la que caemos cuando pecamos. Es un yugo que, con apariencia de libertad, autonomía y felicidad, convierte la vida en algo pesado e insoportable. Pero el profeta declaró: “El yugo será destruido a causa de la unción” (Isaías 10:27). Aquí, la unción se define como el poder de Dios que libera y rompe toda atadura.

«Cristo» significa «Ungido» o «Mesías». Y Él, hablando de sí mismo y de su misión, dijo: “El Espíritu del SEÑOR está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas noticias a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). La unción es lo que elimina la opresión. Cristo, el Ungido, venció todo yugo del pecado y es más poderoso que cualquier cadena que pueda tenernos esclavizados.

“Jesús está hoy con el yugo sobre sus hombros. Nos llama a cada uno y dice: ‘Vengan y compartan mi yugo, y juntos hagamos el largo surco de sus vidas. Seré un fiel compañero de yugo para ustedes. La carga recaerá sobre mí’.” — F.B. Meyer

Oración final:
SEÑOR Jesús, enséñame a caminar unido a Ti bajo Tu yugo santo. Rompe todo yugo de esclavitud que me oprima y enséñame a rendir mi voluntad ante la Tuya. Que cada paso que dé sea guiado por Tu Espíritu y cada carga sea llevada contigo. En Ti encuentro descanso, dirección y verdadera libertad. Amén.

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