La Bendición de no solo saber, sino de obedecer

SEPTIEMBRE 20

Si saben estas cosas, y las hacen, serán bienaventurados». Juan 13:17

Cristo no pone la felicidad en el saber, sino en el hacer. No es el conocimiento de los principios de la fe, sino la práctica cristiana, lo que hace a una persona verdaderamente feliz y bendecida.

«¿Por qué me llaman ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que les digo?». Lucas 6:46. No es el mero conocimiento y la aceptación de las más gloriosas verdades del Evangelio lo que llevará a una persona al Cielo. Una persona puede conocer las Escrituras, acumular sabiduría y ser admirada por los hombres, pero sin obediencia no será bendecida por Dios.

El conocimiento es como una corona hermosa, pero estéril, si no produce el fruto de la obediencia. La Biblia nos recuerda que la fe sin obras está muerta. El conocimiento debe guiarnos, pero es la obediencia la que nos conduce a la verdadera bienaventuranza en Cristo.

El conocimiento informa, pero solo la gracia y el poder de Dios transforman. El mero conocimiento no santifica, no limpia el corazón ni extrae virtud de Cristo para sanar el pecado.

Un hombre puede recibir la luz de la verdad, pero no amarla. Así, el conocimiento sin práctica se convierte en una forma muerta, sin vida espiritual. El verdadero discípulo de Cristo no es solo el que escucha, sino el que anda en el camino del Señor y vive en obediencia a su Palabra.

El conocimiento sin práctica solo aumenta la condenación, porque cuanto más se sabe, mayor responsabilidad ante Dios. Jesús fue claro: «Si saben estas cosas, y las hacen, serán bienaventurados».

 La bienaventuranza cristiana no está en acumular conocimiento, sino en vivirlo cada día, obedeciendo la Palabra de Dios con humildad y fidelidad.

Oración: SEÑOR, ayúdame a no quedarme solo en el conocimiento de tu Palabra, sino a obedecerla con un corazón humilde. Haz que mi vida refleje las verdades del Evangelio y que pueda caminar cada día en la bienaventuranza de Cristo. ¡Amén!

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