«Todas mis fuentes están en Ti». 

SEPTIEMBRE 16

«Todas mis fuentes están en Ti». Salmo 87:7

Cristo Jesús es la fuente de gracia y salvación. En Jesucristo están las fuentes de la misericordia perdonadora. Esta es la raíz de toda otra misericordia. El cristiano reconoce que todas sus fuentes de gracia santificante están en Jesucristo. Así como los arroyos de una fuente se dirigen a diversos canales para regar cada rincón del jardín donde brota, así la gracia de Dios en Cristo brota de su insondable profundidad de misericordia, en cada sentimiento del corazón y la mente del creyente sincero.

Su gracia rectifica el juicio errado, corrige la voluntad pervertida, santifica los afectos, apartándolos de las vanidades terrenales y de la contaminación del pecado, y llevándolos a morar con complacencia y deleite en las realidades supremas de las cosas eternas. Revitaliza toda gracia que se desvanece y une todas las partes del carácter cristiano en un deseo supremo de glorificar a Dios.

Las fuentes de esa paz y gozo del Espíritu Santo que llenan al cristiano al creer se encuentran también en Cristo. Si la visión de José a la diestra del Faraón, con el favor y la honra del rey de Egipto, pudo enviar a los patriarcas a su hogar en Canaán con tan alegres noticias a su padre Jacob, ¡qué mensaje de deleite debe transmitir la fe al alma cuando llega tras una visita de misericordia en aquellos momentos en que en Su presencia ha contemplado la gloria de Cristo y su propio interés en esa gloria! Que tal alma, con gozo inefable y glorioso, pueda extraer agua de las fuentes de la salvación.

Las fuentes de esperanza viva que animan y bendicen la peregrinación del cristiano provienen de la gran Cabeza de la Iglesia. A Él se le otorgan promesas grandísimas y preciosas; y la visión de la inmutable fidelidad de su Padre, en el pacto de amor de Jesucristo, lo llena de una esperanza que no avergüenza.

Las fuentes de la gloria eterna provienen de Cristo. La justicia y santidad que constituyen el carácter de los verdaderos cristianos, y la bienaventuranza que les será recompensada, son todas dadas por Cristo a la Iglesia. Quienes las poseen son la semilla que prolongará sus días o serán felices para siempre. En ellos, Él ve el fruto de la aflicción de su alma y se satisface. Aquí, el misericordioso propósito de Jehová prospera en sus manos, de manera perfecta y para siempre. – RP Buddicom

ORACIÓN: ¡Bendito SEÑOR, en ti están todas mis fuentes, de amor, de gozo, de fe, de consuelo, de refugio, de salvación y vida eterna! ¡Resucita en nosotros, que eres eternamente la resurrección y la vida! – FB Meyer

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