Sean Llenos del Espíritu Santo

SEPTIEMBRE 2

«….Sean llenos del Espíritu.» – Efesios 5:18

Las bendiciones de cada día serían abundantes si viviéramos en llenura del Espíritu Santo. Los frutos de esta plenitud sagrada en el alma son incalculables: vida, consuelo, luz, pureza, poder, paz y toda bendición celestial inseparable de la presencia misericordiosa del Espíritu de Dios.

El Espíritu Santo obra en múltiples maneras:

  • Como aceite santo, unge la cabeza del creyente, lo aparta para el sacerdocio y lo capacita en gracia para cumplir sus deberes.
  • Como agua purificadora, limpia del poder del pecado, santifica y produce obediencia conforme a la voluntad de Dios.
  • Como luz celestial, revela a Cristo, guía en justicia e ilumina la senda de la verdad en la Escritura.
  • Como fuego purificador, consume la escoria, enciende el corazón consagrado y nos impulsa a ofrecer la vida como sacrificio vivo.
  • Como rocío del cielo, refresca, quita la esterilidad y nutre con fruto espiritual.
  • Como Paloma apacible, se cierne con ternura, consuela y disipa temores.
  • Como viento de vida, sopla el aliento espiritual que vivifica y sostiene a la nueva creación en Cristo.

El Espíritu Santo testifica a los hijos de Dios, dándoles un espíritu filial con el cual claman: “¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15). Su obra marchita la vanagloria humana y revela la gloria eterna de Cristo.

¡Oh, que cada día experimentemos la presencia, el poder y la unción del Espíritu Santo, para vivir en santidad, gozo y victoria! – C. Spurgeon


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