
SEPTIEMBRE 4
«Hijo mío, obedece mis palabras, y guarda como un tesoro mis mandamientos» Proverbios 7:1
La relación que un hombre debe tener con la Palabra de Dios es como la que un hombre rico tiene con su dinero depositado. El mejor lugar para el dinero que el comerciante desea usar constantemente es un banco seguro, del que puede sacar dinero en cualquier momento que lo necesite. De modo que la Palabra de Dios debe estar guardada en el corazón y en la mente, lista para su uso constante. En momentos de desánimo, en la incesante lucha contra la tentación, la Palabra es un antídoto contra el pecado, es nuestra arma ofensiva y nuestro escudo: «En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti» Salmo 119:11.
«Hijo mío, obedece mis palabras, y guarda como un tesoro mis mandamientos». Este mandato es similar al que dio Pablo a Timoteo: «Retén el modelo de la sana enseñanza que de mí has recibido, y vive en la fe y el amor que tenemos gracias a Cristo Jesús» 2 Timoteo 1:1. Retén, guarda, sigue las sanas palabras que has recibido. Que toda tu mente y corazón estén ocupados en esto; que sea tu estilo de vida diario, tu práctica continua. Guardar los mandamientos de Dios en el corazón requiere permanecer unidos a Cristo, la Vid, para ser capacitados con la fe y el amor que Él provee a través de su Espíritu que mora en nosotros.
Guardas y atesoras ¡aquello que valoras mucho! ¿Valoras la Palabra de Dios como algo precioso para tu vida, incluso más valioso que tu alimento? El afligido Job declaró: «No me he apartado del mandato de sus labios; he atesorado las palabras de su boca más que mi comida necesaria» Job 23:12. Esta declaración de Job nos revela la razón por la que pudo soportar y perseverar ante pruebas tan duras y difíciles: porque la Palabra de Dios en el corazón era su sustento. Que la Palabra de Cristo “habite abundantemente en nosotros” (Colosenses 3:16).
Oración: «SEÑOR, escribe tus palabras en la tabla de mi corazón para que las cumpla. ¡Oh, Dios mío, esta es tu obra todopoderosa! Que has prometido hacer por tu pueblo: «Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo». (Jeremías 31:33). Me aferro a tu pacto. ¡SEÑOR, sella sobre mí tu gracia prometida!» – Bridges.
Amén 🙏