JULIO 7

«Pondré mi temor en sus corazones, para que nunca se aparten de mí.» — Jeremías 32:40

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Jesús, a quien me he encomendado, se ha comprometido a salvarme por completo, de principio a fin. No solo ha prometido no apartarse de mí, sino también poner, guardar y mantener Su temor en mi corazón para que nunca me aparte de Él.

Sin esta obra constante de Su gracia, me desviaría. Soy débil, inconsistente y pecador; estoy rodeado de trampas del mundo y bajo ataques de Satanás. Sin ser “guardado por el poder de Dios”, no podría perseverar hasta el final.

Aunque deseo caminar en humildad y obediencia, reconozco que soy propenso a desviarme. Necesito un Pastor con mirada vigilante, corazón compasivo y misericordia infinita, que me perdone y restaure. Sé que dentro de mí hay una inclinación al mal que solo Él puede frenar.

Por eso descanso en la promesa de que “Aquel que comenzó la buena obra en mí la perfeccionará” (Filipenses 1:6). Sin Su temor en mi corazón, me hundiría en la desesperación. Pero Él ha dicho: “Sosténme, y estaré a salvo” (Salmo 119:117), y “Pondré mi Espíritu dentro de ustedes y haré que anden en mis estatutos” (Ezequiel 36:27).

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Oración:
SEÑOR, pon Tu temor en mi corazón cada día; guárdame cerca de Ti, protégeme de mis propias debilidades y de los ataques del enemigo. Llévame firme hasta el final, para que viva siempre en Tu presencia y para Tu gloria. Amén.