Síguelo, sírvelo y permanece en Él: El llamado que transforma tu vida

JULIO 25

“Si alguno me sirve, sígame.” Juan 12:26

Servir a Cristo implica seguirlo y permanecer con Él. “Yo soy la vid, ustedes son las ramas; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada pueden hacer.” (Juan 15:5). Jesús conoce perfectamente nuestras luchas y tendencias pecaminosas, por eso no llama a la perfección, sino a la dirección. Nos invita a andar como Él anduvo (1 Juan 2:6), a seguir sus pisadas.

Hoy, muchos “sirven” a Jesús, pero no lo siguen. Ese servicio, sin una conexión real con la Vid verdadera, no da fruto eterno. Seguir a Cristo requiere sumisión, fidelidad, y disposición para cargar la cruz. No siempre será cómodo o según nuestros planes. Jesús mismo nos dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24). La cruz es el camino hacia la gloria.

El servicio cristiano no se limita a los púlpitos. Una madre que instruye con amor, un empleado que trabaja con excelencia, un campesino, un profesional honesto, todos sirven a Jesús cuando lo hacen como para el Señor. Como dice Colosenses 3:23: “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no para los hombres.” Esta verdad eleva el valor eterno de cada labor, aún la más sencilla.

Los que sirven con fidelidad aquí, morarán con Él en la eternidad. A quienes le siguen por el camino del amor sacrificado, les espera la recompensa eterna: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.” (Mateo 25:21).

Jesús continúa llamando, como lo expresó Cecil Alexander:

“Jesús nos llama por encima del tumulto del mar embravecido e inquieto de nuestra vida; día a día su dulce voz resuena, diciendo: ‘Cristiano, sígueme’… que te sirvamos y te amemos más que a todo.”

🙏 Que cada día podamos responder con fe y entrega al llamado de Jesús: «Sígueme», y que en cada paso lo honremos con nuestra vida y servicio

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