
JULIO 22
“¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay médico allí? ¿Por qué, pues, no hay sanación para la herida de mi pueblo?” — Jeremías 8:22
El pecado está aquí, representado bajo el carácter figurativo de una enfermedad incurable. Porque el pecado afecta el alma de la misma manera que la enfermedad afecta el cuerpo. Esta enfermedad mortal hiere el alma como una punzada que tarde o temprano somete y esclaviza con su poder irresistible. Envenena todas las relaciones humanas y estropea el pacto del hombre con Dios. Ha llenado y cargado de miseria al hombre, por eso toda la creación hasta ahora gime y sufre para ser liberada de la esclavitud de la corrupción y ser llevada a la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Bálsamo de Galaad, ungüento producto de una resina aromática y relajante hecha de un árbol. ¡Y nuestro bálsamo proviene del árbol de la Cruz! ¡Sí, de la Sangre de Jesucristo el Hijo de Dios! quien fue “herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). No existe otra medicina para los males del alma que el poder del bálsamo de la sangre preciosa de Cristo. Es ofrecido gratuitamente en la Palabra de Dios.
Sí hay un Médico: Jesús. Las sanidades que realiza con el bálsamo de Su sangre son todas perfectas y para siempre. Sana a sus pacientes sin dinero y sin precio. Él es un Médico Todopoderoso, omnipresente y omnipotente, mediante el cual todos los enfermos por el pecado pueden tener en Él sanidad. Sí, pecador cargado. Por grandes que sean tus pecados, tu Salvador Jesús es más grande. Por pesada que sea la carga de tus pecados, para Aquel cuya mano sostiene el firmamento y guía las esferas en sus órbitas, todo es posible. Y por más oscura que sea tu alma, la sangre que limpió al ladrón moribundo y a Saulo de Tarso, también puede limpiarte.
Entonces, ¿por qué no nos recuperamos? Jesús mismo responde: «Ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida», Juan 5:40. Algunos no vienen a Jesús porque son completamente insensibles a su enfermedad. Absortos en los negocios y asuntos del mundo, hundidos en los placeres sensuales, no piensan en absoluto en el estado de su alma. Otros son demasiado orgullosos para aceptar o usar la medicina ofrecida. Otros no usan el remedio prescrito; saben que, si bien los lleva a la Cruz de Cristo, les exige que tomen su cruz, renuncien a sus propios deseos, y ser crucificados al mundo, por tanto, no van al Médico para que los cure.
Busca entonces tu restauración y sanidad en el SEÑOR, corre en pos de Él. No temas. Vive cerca de Él en la aplicación diaria del bálsamo de Su Sangre preciosa en tu alma, y podrás desafiar a todos tus enemigos. Todos tus pecados serán sanados; el mismo Satanás será un enemigo vencido y quedará bajo tus pies.
📖 — Autor James Smith
🙏 Oración final: SEÑOR, reconozco la enfermedad de mi alma y corro hacia Ti. Aplica en mí tu bálsamo sanador. Límpiame, renuévame y ayúdame a no alejarme jamás del único Médico que puede salvarme para siempre: Jesús.