Vivir por la fe en el Hijo de Dios: la verdadera vida cristiana

JULIO 15

«Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí». — Gálatas 2:20

Cuando el Espíritu Santo toma las cosas de Cristo y las predica al corazón, ¡oh, qué dulce paz se siente! Como resultado el creyente se encuentra libre de todas las miserias del pecado y con derecho a todas las bendiciones de la gloria eterna. Estando así persuadido de su seguridad al creer en la muerte expiatoria de nuestro Gran Sumo Sacerdote, el Espíritu Santo entonces le enseña cómo vivir en Cristo y cómo hacer uso de la plenitud de Cristo. De aprender esta lección depende nuestro reconfortante caminar hacia el cielo.

Por la fe nuestras almas deben depender totalmente de Él, así como nuestros cuerpos dependen del alimento para su sustento. Debemos vivir por fe en Jesús y estar a cada momento «recibiendo gracia sobre gracia de Su plenitud». Juan 1:16

Y esta es nuestra felicidad: ¡tenerlo todo en Cristo! Como bien dijo Pablo: «Como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo en Él, aparentemente tristes, pero siempre alegres en Él; 2 Corintios 6:10, pobres en apariencia, pero enriquecidos con Sus inescrutables riquezas eternas. Efesios 3:8. Ignorante en mí mismo, pero guiado y enseñado por Su sabiduría infalible.» Aparentemente tristes, pero siempre alegres; 2 Corintios 6:10. Pecador aún, pero salvo por Su sangre y justicia. Débil e indefenso, pero guardado por Su amor Todopoderoso. «Aparentemente triste, mas siempre gozoso en Él».

¡Oh, esta es una vida bendita! Ninguna lengua puede describir el Cielo que «es vivir así por la fe en el Hijo de Dios». Gracias a Cristo porque me encontró cuando no lo buscaba, me dio vida en Él cuando estaba muerto en mis pecados, Efesios 2:5, lo amo porque Él me amó primero, 1 Juan 4:19, dio su vida por mí para salvarme y darme vida eterna. Seguramente no podría haber imaginado, hace algunos años, que existiera un Cielo en la tierra como el que ahora he encontrado en Cristo.
— William Romaine


🙏 Oración final

Señor Jesús, gracias por haberme amado y entregado por mí. Enséñame a vivir cada día por la fe en ti, no en mis fuerzas ni en mis emociones, sino en tu fidelidad inmutable. Que mi alma se alimente de tu gracia, y que en cada circunstancia pueda decir con gozo: “Lo vivo por la fe en el Hijo de Dios”. Amén.

Deja un comentario