
Junio 4
Sobre todo, ¡guarda tu corazón!
“El SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer sólo el mal.”
— Génesis 6:5
La maldad no es otra cosa que la ausencia de la vida de Dios en el hombre.
Cuando el corazón humano está sin Dios, sus pensamientos se inclinan siempre y únicamente al mal. Este fue el patrón en los días de Noé, y tristemente, es el mismo patrón en nuestros días. Por eso, cuando el mal se manifiesta de forma tan persistente, Dios actúa en juicio. Lo ha hecho en el pasado y lo seguirá haciendo hasta que el mal sea completamente erradicado de la tierra.
No los señales. Mírate tú.
“Porque todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”
— Romanos 3:23
— Anselmo
No leas Génesis 6:5 como si hablaras de “esos otros”.
Léelo y luego mírate al espejo.
No hay diferencia entre ellos y nosotros.
Todos compartimos la misma naturaleza caída. Todos hemos dejado fuera a Dios en algún momento, eligiendo en su lugar nuestras propias pasiones, ideas o placeres.
Un corazón dividido no agrada a Dios
Por naturaleza, nuestro corazón está dividido entre muchas vanidades.
Buscamos lo que alimente nuestros deseos carnales:
- Cosas que nos hagan sentir bien,
- Que nos entretengan,
- Que alimenten nuestras pasiones…
…pero no necesariamente que agraden a Dios.
“Cualquier cosa que pueda contribuir a la satisfacción del corazón carnal, se convierte en un objeto de deseo.”
— Charles Simeon
Queremos amar a Dios, pero también queremos nuestras propias cosas.
Eso es tener un corazón dividido.
Pero Dios es claro:
“¡Hijo mío, dame tu corazón!”
— Proverbios 23:26
Él no acepta mitades. No acepta devoción a medias. Nuestro corazón debe estar completamente dedicado a Él.
Para que nuestra relación con Dios sea verdadera y aceptable, todos nuestros deseos deben centrarse en Él.
- Nada debe producir en nosotros alegría o tristeza,
- Ni esperanza o temor,
- Si no es en obediencia a Su voluntad y para Su gloria.
“Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro.”
— Mateo 6:24
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.”
— Proverbios 4:23
Dios no solo ve lo que hacemos.
Él examina nuestro corazón y prueba nuestros pensamientos.
“Yo, el SEÑOR, escudriño el corazón y pruebo los pensamientos.”
— Jeremías 17:10
Por eso, debemos presentarnos ante Él con humildad y decir como el salmista:
Conclusión
Guardar el corazón es un acto continuo de humildad, rendición y vigilancia.
No se trata solo de evitar el mal, sino de dirigir todos nuestros afectos hacia Dios.
Solo un corazón íntegro, sencillo y sin doblez puede vivir en comunión verdadera con Él.
— Charles Simeon
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