
JUNIO 1
¿Qué significa “En tu mano están mis tiempos” en la Biblia? ¿Cómo confiar en Dios en medio del dolor?
“En tu mano están mis tiempos”. —Salmo 31:15
Tus tiempos de alegría, y también tus tiempos de adversidad, están en manos de Dios. Así como cada rayo de sol que ilumina, también cada nube que oscurece es enviada por Él.
En esta vida estamos sujetos a cambios repentinos: a veces estamos en la cima, otras veces en el valle más profundo. La alegría puede dar paso al dolor, y la prosperidad a la pérdida.
¡Y todo esto, amado hijo de Dios, viene del SEÑOR!
Las pruebas y el sufrimiento no ocurren por azar. El dolor no llega sin que Dios lo permita. Nada en tu vida—ni la enfermedad, ni la pérdida de una amistad, ni una ruptura, ni la muerte de un ser amado—puede suceder fuera del control amoroso del Padre.
Tu tiempo de dolor está bajo Su diseño perfecto.
Tal vez el Señor te pida renunciar a algo valioso, ya sea una relación, una bendición presente, un sueño que anhelabas cumplir o incluso un estilo de vida que creías seguro. Tal vez tengas que recorrer un sendero solitario, sin explicaciones claras, pero no sin compañía celestial.
Aunque todo te sea quitado, todo sigue en Su mano.
La misma mano que sostiene el universo es la que organiza con amor cada detalle de tu vida, incluso cuando lo hace desde la oscuridad.
¿Estás postrado en una cama por causa de una enfermedad?
¿El duelo ha visitado tu hogar?
¿La escasez ha vaciado tus recursos?
¿El dolor emocional ha golpeado tu alma?
Entonces escucha esta verdad poderosa:
¡El SEÑOR está detrás de todo ello!
En cada cosa que fue enviada, en cada cosa que fue retirada, y en todo lo que ha sido retenido, la mano invisible de Dios ha estado actuando.
Tus aflicciones no están fuera de control; están en las manos del Padre, y solo llegarán hasta ti cuando Él así lo determine.
Por eso, rinde tu corazón afligido, entrégale esa alma golpeada por la tormenta, y hazlo con la misma confianza y entrega de Cristo en Getsemaní:
“Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
(Lucas 22:42)
Recuerda esto:
Tus tiempos de prueba, tus tiempos de pérdida, tus tiempos de cambio, tus momentos de alegría o dolor, incluso tu vida y tu muerte,
¡todo está en las manos de tu Padre!
Y no solo es tu Padre:
Es también tu Redentor, quien llevó tus dolores en su corazón, tus pecados en su alma, tu cruz sobre sus hombros; quien murió, resucitó, vive y hoy intercede por ti.
Él es tu Guía, tu Guardián, y pronto será tu eterna compañía.
¡Tu tiempo está en las manos de Aquel que aún lleva la marca de los clavos!
— Octavius Winslow
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