
«Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá». Lucas 11:9
Tenemos una necesidad desesperada por la ayuda de Dios para poder vivir a la altura del alto llamamiento de ser sal y luz que se nos hace en el Sermón del Monte, para obedecer la ley de Cristo en obra y corazón, para abstenernos de la hipocresía, y para servir al SEÑOR de todo corazón. Esta necesidad es el motivo por el que nuestro Señor vuelve al tema de la oración en el pasaje de hoy. Vivir en conformidad a su camino es imposible si tratamos de hacerlo en nuestras propias fuerzas.
Pero si perseveramos en oración, buscando ser fortalecidos por el Espíritu de obedecer a Cristo con agrado, Dios nos capacitará para ser fieles a su llamado. «Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» Mat.7:8 Nuestro Padre es generoso y amoroso. No nos engañará y nos dará una piedra que parece pan cuando lo que necesitamos es pan, y no nos dará una serpiente si necesitamos pescado. Nuestro Creador nos dará todos los recursos físicos y espirituales que necesitamos para servirle si le pedimos con fe, Marc. 11:22
La enseñanza de Jesús en este verso no nos asegura que obtendremos todo lo que deseamos, solo todo lo que necesitamos. Es difícil para nosotros distinguir la diferencia entre estas cosas, pero Dios no tiene este problema. Si no obtenemos lo que pedimos, no pensemos que nos ha olvidado, como dijo un siervo: «No hemos de pensar que Él nos ignora cuando no contesta nuestros deseos, porque Él tiene el derecho de dar preferencia a lo que necesitamos de verdad». -R.C. Sproul
El orden de nuestros deseos también es importante, porque no habrá una respuesta rápida al pedir cosas temporales si no estamos buscando el reino de Dios. Mat.6:33 Si nuestros deseos se ven frustrados, no es porque Él nos deseche sin escucharnos, sino porque desea enseñarnos un camino mejor. Quiere enseñarnos lo que es más importante. También es muy importante que nuestras oraciones se ofrezcan en fe, humildad y fervor. Los retrasos en las respuestas nos enseñan a velar y orar con perseverancia, esperando hasta que Dios nos escuche. La espera hace que nos centremos en Él, buscando que se cumpla Su voluntad buena, agradable y perfecta -Richard Sibbes.