MAYO 11

«No teman, manada pequeña, porque a su Padre le ha placido darles el reino».  Lucas 12:32

¡La voz del Pastor tierna y reconfortante! Su rebaño pequeño, débil, temeroso, pero amado por el Padre, que disfruta de su «buena voluntad», y pronto será un rebaño glorificado, seguro en el redil, a salvo en el reino. Calma sus temores y sus inquietudes, mientras van sofocados por la ladera desolada de la montaña, señala con su cayado hacia las brillantes y relucientes puertas de la gloria, y dice: «¡A su Padre le ha placido darles el reino!» ¡Qué palabras tan tiernas! ¡Qué bendita consumación! ¡Misericordioso Salvador, tu bondad me ha engrandecido!

Ese reino es del creyente por derecho: «Yo les asigno un reino, así como mi Padre me lo asignó a mí» Luc.22:29. Es tan seguro como el amor eterno y el poder omnipotente. Satanás, el gran enemigo del reino, puede estar infundiendo recelos, dudas y temores inmundos sobre su seguridad; pero no puede despojarlos de sus inmunidades adquiridas. Primero debe arrancar la corona de la «frente del trono» antes de poder debilitar o menoscabar esta promesa segura. Si «le agradó al SEÑOR» quebrantar al Pastor, sin duda le complacerá hacer feliz al rebaño adquirido.

Creyente, ¡piensa en esto! «Es la buena voluntad de vuestro Padre». El Buen Pastor, al guiarte a través de las montañas intermedias, te muestra señales y recuerdos de la gracia paternal que salpican todo el camino. Él puede guiarte en tu camino. Pero confía en Él; no lo deshonres con dudas y temores culpables. No mires atrás, a tus oscuros y errantes caminos, ni a tu corazón vacilante y errático; sino hacia adelante, al cielo. ¡Con cuánto fervor desea Dios tu salvación! El Evangelio parece un palacio lleno de ventanas abiertas, desde cada una de las cuales lanza una invitación, declarando que no se complace en nuestra muerte, sino que nos convirtamos y vivamos.

Deja que la melodía de la voz del Pastor llegue suavemente a tus oídos: «A tu Padre le ha placido darte el reino». Te he dado, parece decir, la mejor prueba de que es mía. ¡Para comprar ese reino, morí por ti! Pero también es tuyo: «Como un pastor vela por su rebaño el día que está en medio de sus ovejas dispersas, así Yo velaré por Mis ovejas y las libraré de todos los lugares adonde fueron dispersadas un día nublado y sombrío» Ezeq.34:12. ¡No temas, pues, pequeño rebaño! Aunque tu camino hacia Sion sea por un tiempo la montaña desolada y el páramo estéril, puede que sea con pies sangrando; porque «nuestro Padre celestial no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños»Mat.18:14- J.Macduff

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