
«Ellos serán para mí un tesoro muy especial». Malaquías 3:17
“En el día del juicio, los que me temen, creen y perseveran en mi camino serán para mí un tesoro especial; un pueblo elegido por Dios 1 Ped. 2:9, un pueblo que me pertenece, que es precioso para Mí, bendecido y fruto de la aflicción de mi alma. Un pueblo reunido de todos los rincones del mundo que constituirá la corona con la que el SEÑOR Jesucristo será adornado por toda la eternidad. En aquel día no faltará ninguna joya, ni se encontrará falsificación entre ellos. -C.Simeon
El pueblo de Dios es su joya, ¡su tesoro especial! Las joyas son cosas preciosas; la palabra hebrea para joyas significa tesoro. Un tesoro está hecho de cosas costosas: oro, diamantes y rubíes. Un tesoro tan precioso son los verdaderos creyentes para Dios. Son joyas por su brillantez. ¡Su santidad brilla y resplandece a los ojos de Dios! Porque fuimos lavados y purificados con la Sangre de Cordero.»Toda tú eres hermosa, amada mía y en ti no hay mancha». Cant. 4:9 «Una iglesia sin mancha ni arruga ni cosa semejante» Ef.5:27.
Los creyentes verdaderos son joyas por su escasez. Los diamantes no son comunes. De la misma manera, los verdaderos creyentes son escasos y raros. Hay muchos falsos profesantes (como muchos diamantes falsificados ), pero pocos verdaderos cristianos. De la misma manera, entre la multitud del mundo, hay pocos verdaderos creyentes; «porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y Pocos son los que la hallan» Mat.7:14 «Y muchos falsos profetas se levantarán (pocos son los verdaderos), y engañarán a muchos». Mat.24:11
Los santos son joyas por su cualidad ornamental. Las joyas adornan a quienes las usan. Los santos son joyas que adornan el mundo. Su devoción mezclada con prudencia honra el evangelio. Los hipócritas eclipsan la verdadera fe y hacen que se hable mal de ella. Los verdaderos cristianos, como joyas, la hacen ilustre por su santidad. ¡Dios Padre ha elegido estas joyas y las ha apartado para sí mismo!
Los verdaderos creyentes son joyas por su valor. Dios los estima en gran medida; se desprendió de su mejor joya, por ellos: ¡la preciosa Sangre de Cristo fue derramada para rescatar estas joyas! ¡Cristo ha comprado estas joyas con su sangre! «No fuimos redimidos con cosas corruptibles, sino con la preciosa sangre de Cristo»1 Ped.1:18-19. Las joyas se obtienen de minas oscuras y solitarias, con costo, esfuerzo y peligro. Y nosotros fuimos rescatados de la cueva oscura del pecado. Jesús vino del cielo a este mundo de pecado y dolor, y nos rescató con un esfuerzo y un costo infinitos.
El Espíritu Santo nos ha santificado. Cuando estábamos en nuestros delitos y pecados, ¡Él nos convirtió en sus joyas! ¡Él insertará estas perlas y las guardará en su vitrina celestial! ¡Bendito sea Dios que ha obrado tal cambio en nosotros! De mucha suciedad y pecado. —¡Él nos ha convertido en Sus joyas! -Thomas Watson Si somos especial tesoro de Dios; ¿no hará justicia a Sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Luc. 18:7. Y si no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas? Rom.8:32 ¡Amen!