MARZO 5

Porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo; Marcos 6:20

Este verso se encuentra dentro del relato de la muerte de Juan el Bautista, quien confrontaba el pecado de adulterio del rey Herodes con la esposa de su hermano, Herodías, quien deseaba matar a Juan pero no podía. Mar.6:18-19. Herodes impresionado por las palabras de Juan, porque le gustaba escucharlo, Mar.6:20, no abandonó sus pecados, porque lo superó la pasión. Al igual que Pilato, reconoció la inocencia y la dignidad de su víctima, pero no tenía el valor moral para liberarlo. Conocer lo que es recto y fallar es el germen de los pecados más graves.

Notemos lo que hace el poder de la inmoralidad sexual, puesto que, teniendo Herodes tanto respeto y temor a Juan, se olvida de todo por satisfacer su pasión. Su pecado con Herodías disminuyó cualquier sensibilidad al bien, como siempre lo hace la sensualidad. Su inclinación le obligó a matar a quien tenía por justo y santo; lo que nos hace ver que un pecado menor es causa de otro mayor, según lo que dice: «Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro» Apoc 22:11. – Remigio  

La vida y ministerio de Juan estuvieron marcados por un profundo compromiso con la rectitud y la verdad, lo que finalmente lo llevó a reprender a Herodes y a Herodías lo que le costó la vida. Aprendemos que al confrontar el pecado, la injusticia y la hipocresía, podemos exponernos al odio, a muchos peligros, incluso hasta la muerte.

La muerte injusta de Juan y al ver que el mal se impone sobre el bien, podemos pensar como el salmista: «Sentí envidia de los arrogantes, cuando los ví prosperar a pesar de su maldad….En vano he mantenido puro mi corazón, pues he sido azotado todo el día….Hasta  que entré en el santuario de Dios comprendí el fin de ellos: ¡En un momento quedarán destruidos! Sal.73:3-13-14-19. Así que, a menos que mantengamos nuestros ojos fijos en lo invisible y lo espiritual, puede «parecer» que Dios es injusto y que todas las cosas están al revés. Este fue el fin de Herodes: «De repente un ángel del SEÑOR lo hirió con una enfermedad, por no haber dado la gloria a Dios; y murió comido de gusanos». Hec.12:23

Es posible que un hombre tenga una gran reverencia por los siervos de Dios y sin embargo ser un hombre malo. Tú puedes respetar al predicador y decir que él es “un varón justo y santo” – y sin embargo no ser salvo, Herodes nunca se arrepintió, ni nunca creyó en Jesús. Que este no sea el caso con alguno de ustedes. Es a Cristo donde debes ir. Ve a Él directamente, pídele perdón, la redención, un cambio de corazón, una nueva vida, porque en vano será si escuchas al más fiel de los predicadores, y no has escuchado al Maestro del predicador ni obedeces el Evangelio. Serás un Herodes, y nada más, a menos que la gracia te lleve a Jesucristo.- C. Spurgeon

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