MARZO 11

“¡He visto la aflicción de mi pueblo!” Éxodo 3:7

Jesús, el  Príncipe de los afligidos, Aquel que abrió el camino en el sendero del dolor, «conoce nuestra condición». Cuando el dolor aplastante yace como hielo sobre el corazón, cuando el amigo terrenal más querido no puede entrar en las peculiaridades de nuestro dolor, Jesús puede, Jesús lo hace. Aquel que una vez llevó mis pecados, también llevó mis dolores. ¡Ese ojo, ahora en el trono, una vez estuvo nublado por el llanto! Puedo pensar en todas mis aflicciones: «Él fue afligido»; en todas mis lágrimas: «Jesús lloró».

“¡He visto la aflicción!”. A veces parece que Él nos olvida y nos abandona, dejándonos con la lamentación de: “¿Se ha olvidado Dios de ser misericordioso?”, cuando en realidad Él se inclina sobre nosotros con el más tierno amor. A menudo permite que nuestras necesidades lleguen al extremo, para poder extender Su mano socorredora y revelar la plenitud de Su Gracia. “El SEÑOR es muy misericordioso y compasivo”.

El hecho de que Él vea nuestros dolores es una garantía de que enviará sólo lo que Él considere necesario. No te destruiré por completo, sino que te disciplinaré con justicia, Jer.30:11. Todo lo que Él envía está medido con precisión; sabiamente repartido. No hay nada accidental, ninguna espina innecesaria, ningún dolor superfluo. Él “pone nuestras lágrimas en un frasco” Sal.56:8. Cada lágrima es contada ¡son cosas sagradas entre los tesoros de Dios!

Creyente sufriente, el hierro puede haber penetrado profundamente en tu alma, ¡pero alégrate! Jesús afligido y compasivo, ha visto tu aflicción tus dolores, tus lágrimas, tu clamor y Él «descenderá para librarte». “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera que nosotros” Heb. 4:15.-J.Macduff

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