FEBRERO 19

«Los consolaré a ustedes como consuela una madre a sus hijos» Isaías 66:13

Es decir, manifestaré hacia ti un afecto y una compasión tan tiernos, como una madre amorosa siente por su hijo afligido. La maternidad significa una vida de amor sacrificado, a veces no honrado y no correspondido. Ninguna madre es perfecta, pero toda madre verdadera y buena es una gran consoladora. La única madre perfecta está en la mente y el corazón de Dios: ¿Acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré Isa.49:15. Y Él consuela como se podría esperar que esa imagen consuele y sea capaz de consolar.  

Una fidelidad similar y más definida a la naturaleza maternal de Dios, está en este verso: «Como un águila que despierta su nidada, que revolotea sobre sus polluelos, extendió sus alas y los tomó, los llevó sobre su plumaje». Deut.32:11  Es la madre-águila la que revolotea sobre sus crías y las lleva con seguridad sobre sus anchas garras donde quiere. Algunos salmos de consuelo, también nos hablan de un escondite y un refugio bajo la sombra de las alas de Dios, o bajo la cubierta de Sus plumas Sal. 61:4 – Sal. 91:1. ¡Oh, alma mía, mira que estás escondida debajo de Sus alas, hasta que todas las calamidades pasen y el día esclarezca!

El amor y la pasión maternal del SEÑOR se manifiesta en este verso: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a la profetas, y apedreas a los que te son enviados, ¡cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus pollos debajo de las alas y tú no quisiste! Mat.23:37 La gallina que reúne a sus polluelos bajo sus alas es un emblema adecuado del tierno amor del Salvador hacia los que confían en Él, y de su fiel cuidado hacia ellos.

Él quiere hacer volver a sus ovejas descarriadas; » quise juntar a tus hijos», es decir, a los que están dispersos en varios errores; porque nada dispersa como el pecado, y nada nos acerca tanto a Dios como la justificación por la fe que es Cristo. «Él llama a los pecadores a refugiarse bajo su tierna protección, los mantiene a salvo y los alimenta hasta la vida eterna». Mathew Henry

Dios nos consuela como una madre a sus hijos, se acerca a nosotros y nos acerca a Él, enjuga nuestras lágrimas y asegura y fortalece nuestros corazones y nos llena con un sentido de Su presencia y Su suficiencia todopoderosa, hasta que nuestros pobres temores y tristezas se desvanecen y una gran calma, un río de alegría y un valor santo toman posesión de nuestras almas. – Samuel Logan

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