FEBRERO 16

Acab regresó a su casa triste y enojado por la respuesta de Nabot, y se acostó de cara a la pared y no quiso comer. 1 Reyes 21:4

Acab codició la propiedad ajena pese a sus riquezas. ¡Que ambición desmedida! ¡Pobre alma! Tenía la riqueza de un reino, los placeres de una corte y los honores y poderes de un trono; sin embargo, todo esto no le sirvió de nada sin la viña de Nabot. «¡Oh rico avaro! ¡No sabes cuan pobre eres, tú que dices ser rico! Cuanto más tienes, más codicias; y aunque alcances la opulencia te parece que todavía no tienes bastante. El oro alimenta la avaricia, y no la apaga. La codicia tiene innumerables grados; cuanto más alcanza, más quiere alcanzar; cuanto más sube, de más alto viene a caer. La Escritura nos enseña cuán codicioso fue Acab.»- Jerónimo

 No es pecaminoso el deseo de comodidad, sino el deseo desordenado que produce insatisfacción, frustración, irritación constante y depresión. Acab, pese a sus muchas posesiones, ostentación y lujos, no le fue suficiente, quería más o lo que le pareció que no tenía. Volvió a su casa triste, iracundo y perdió el apetito, porque Nabot no quiso venderle su viña,1 Rey.21:4. La codicia desordenada lleva a la envidia que es como cáncer de los huesos. Prov.14:30 Las personas más propensas a la envidia son las codiciosas; hombres de espíritu pequeño o mezquino; hombres de dotes y habilidades extraordinarias, que no pueden soportar a un rival; hombres orgullosos; y algunos ancianos que viven en constante amargura.

La codicia lleva a matar: Jezabel, esposa de Acab, diseñó un plan perverso para matar a Nabot y quedarse con la viña, el cual fue llevado a cabo,1 Rey.21:8-15. Por tanto, confiamos nuestras vidas a Dios, porque la inocencia no siempre será nuestra seguridad. Los dos estaban implicados en el pecado y en el consiguiente castigo: Así dice el SEÑOR: «Puesto que mataste a Nabot y le quitaste lo que era suyo, en el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre». 1 Rey. 21:19-22:38 y 2 Rey.9:36 El triunfo de los malvados es breve, y su gozo es sólo por un momento. «Tarde o temprano, el malvado será castigado»,Prov. 11:21

La codicia por lo ajeno, por extraño que parezca, más pecado es del rico que del necesitado, del dueño de la mansión señorial que de la humilde cabaña. Nabot no deseaba nada de Acab. El hombre con su piso de arcilla, su techo de paja y sus toscas vigas de madera, aunque está mucho más necesitado de mejoras para su comodidad, está generalmente más contento y satisfecho que aquél cuya copa está llena. ¡Que contradicción los hombres que se enriquecen están tan insatisfechos y ansiosos por ganar dinero como cuando eran pobres!

Rico es el que vive contento con lo que tiene; pobre es el que siempre quiere más. El deseo de cosas superfluas y temporales no debe desplazar el deseo de cosas espirituales y eternas. No olvidemos las palabras del Espíritu por medio de Juan: «Hijitos, aléjense de los ídolos». ¿Y cuál es el principal ídolo que ocupa el lugar de Dios hoy? «La codicia que es idolatría». Col. 3:5

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