ENERO 12

«Aunque te he afligido no te afligiré más.» Nahum 1:12

El camino al cielo siempre ha sido un camino espinoso, es necesario que a través «de Muchas Tribulaciones» entremos en el reino de Dios, Hch. 14:22. Ciertamente no todas las aflicciones son de la misma naturaleza, ni se miden en la misma proporción para cada creyente, sino que cada corazón conoce su propia amargura, y todos los creyentes, más o menos, son llevados a experimentar la vara disciplinadora de su Padre Celestial.

Sin embargo, cualquiera que sea la naturaleza, la magnitud y el número de las pruebas personales, el mejor remedio que podemos aplicar es dejar que «la paciencia tenga su obra perfecta» Stg. 1:4, someterse alegremente a la mano de Dios y decir: «La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?» Jn. 18:11. Cuando nos sometemos de esa manera, la aflicción dejará de ser aflicción, porque ha producido el propósito pretendido por ella.  

La aflicción tiene su límite, Dios la envía y la retira. Suspiras y dices: «¿Cuándo se terminará? Cuando esperemos calladamente y perseveremos con paciencia en la  Voluntad del SEÑOR, hasta que, El venga. Nuestro Padre quita la aflicción cuando Su propósito en usarla se ha cumplido. Si la aflicción nos ha sido enviada para probarnos y para que nuestros dones puedan glorificar a Dios, entonces terminará cuando el SEÑOR nos haya hecho testificar de Su alabanza.

Nosotros no deberíamos desear que nos abandone la aflicción hasta que el SEÑOR haya obtenido de nosotros todo el honor que podemos darle. Hoy puede venir una «calma extraordinaria.» Después de una larga tribulación, viene la quietud y la calma. Dentro de muy pocas horas podríamos estar tan felices como estamos afligidos ahora. El creyente puede «parecer» débil y afligido; pero Dios prometió que será fortalecido y restaurado. El poder de sus opresores será quebrantado: «Aunque estén con todo su vigor y sean numerosos, aun así serán cortados y pasarán» Nah.1:12. 

Dios ha fijado el tiempo de tus sufrimientos, que no será tan prolongado como el enemigo quisiera. Ten fe y paciencia; la liberación está cerca. Para el SEÑOR no es difícil cambiar la noche en día. El que envía las nubes puede esclarecer el horizonte con la misma facilidad. Confiemos y estemos contentos. ¡Cantemos Aleluya por anticipado! -C. H. Spurgeon.

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