ENERO 17

Pido en oración que su amor abunde aún más…. Filipenses 1:9

Jesús debe ser para todo cristiano verdadero el amor y deseo de todos los deseos. Él debe ser nuestro todo en todo. Pero para muchos creyentes no lo es, porque son fríos en su amor y pensamientos para Él, y no disfrutan de su permanente presencia. Es porque no son diligentes en la Escuela de la Cruz, en ella está la sabiduría perdurable. La meditación es, de todas las cosas, la que más fortalece el alma cuando se combina con la oración. Meditar mucho en Cristo y su obra en la Cruz,  repasa los sufrimientos que soportó en el Calvario por tu pecado; síguelo hasta la tumba, y desde la tumba hasta la resurrección, y desde la resurrección por el camino estrellado hasta su trono triunfante.

Para encender tu amor el SEÑOR:  Piensa,  Él es Dios, el Eterno, el Infinito, el siempre bendito; sin embargo, se hizo hombre por nosotros, hombre de la sustancia de su madre, como nosotros. Que tu alma  se detenga en cada uno de sus oficios, como profeta, sacerdote y rey; Estudia cada uno de sus personajes y cada título de las Escrituras; detente y considera cada aspecto de Él, y cuando hayas hecho esto, comienza de nuevo una y otra vez. Es bueno masticar mediante la meditación, entonces la dulzura y la grosura de la verdad divina llegarán a tu alma, y tu corazón palpitará de amor.

 Algunos de los que profesan ser cristianos consideran las minucias de este mundo como lo más importante, por eso no pueden amar al SEÑOR. ¡Oh, si te ocuparas en ir en pos de las verdaderas riquezas, y pudieras apartar un rato para enriquecerte en soledad, y hacer que tu corazón se vigorice alimentándose de la persona y la obra de tu siempre bendito SEÑOR! Te perderás de experimentar la presencia del SEÑOR, de conocer algo de la vida en el cielo, incluso aquí, por una búsqueda demasiado ansiosa de lo terrenal, por eso, no puedes ser llevado a los pies de Jesús, ni  ser fuerte en el SEÑOR y en el poder de su fuerza, ni tener alas de águila con las cuales remontarte a lo celestial.

El alma orgullosa no puede amar a Cristo, porque olvida su pobreza y mezquindad naturales, y en consecuencia no valora las riquezas de Cristo Jesús ni puede percibir Su extraordinaria preciosidad. Solo hasta que te humilles podrás ver, conocer y amar al SEÑOR en espíritu y en verdad, sobre todas las cosas de este mundo y ser el todo en todo, entonces no habrá lugar para nada más y si crees que eres algo, has robado precisamente eso de la gloria de tu SEÑOR Jesús, tírate en el polvo, es el lugar para ti. Que Dios nos ayude en este asunto y encienda en nuestros corazones el antiguo fuego consumidor que inflama el corazón, y que hará que el amor al SEÑOR abunde más y más. -C. Spurgeon

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