
«EL SEÑOR te bendiga y te guarde». Números 6:24
Esta es la bendición aarónica, y era pronunciada al concluir el servicio público del tabernáculo. Cuando Dios nos bendice, nos llena de bien. Él nos bendice en nuestra creación misma, y nos bendice mucho más en nuestra nueva creación. Nacer es algo bendito pero es algo mucho más bendito nacer de nuevo en Cristo. Él nos bendice con nuestro alimento y nos bendice mucho más dándonos a Cristo, que es el pan que guarda y nutre la mejor vida de nuestra alma. Somos bendecidos cuando recibimos vestido, pero somos infinitamente más bendecidos cuando somos revestidos por la justicia de nuestro SEÑOR Jesús. Es una bendición ser miembro de una familia amable, amorosa y feliz; pero es una indecible bendición ser un miembro de la familia de Cristo y ser adoptado en la familia de Dios.
¡Cuán grande bendición es que nuestro pecado sea perdonado, que la justicia nos sea imputada, que la santificación sea obrada en nosotros, y que podamos gozar de todos los privilegios y bendiciones del nuevo pacto! Ahora, yo creo que algunos de nosotros podemos decir: “¡Oh, cuán ricamente nos ha bendecido Dios!” No percibimos las bendiciones y cuando las vemos, somos ingratos y las olvidamos con suma frecuencia. Cuántas bendiciones hemos recibido en la tribulación que nos han sostenido en medio de ella y también en la liberación de la tribulación. ¡Oh, cuántas bendiciones hemos recibido!
Pero, también no cabe duda, que en el futuro muchas aflicciones están reservadas para nosotros. Serás sabio si dices: «Lo que mi Dios determine es lo mejor.” Si temes muchas aflicciones, esta promesa es tu tónico especial: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” Sabiendo que el SEÑOR nos bendecirá, nuestras almas deben mirar al futuro, no con horror ni temor, sino con esperanza. “Jehová te bendiga” era el deseo del sacerdote bajo la antigua ley, y siempre es la naturaleza de Dios confirmar aquello que sus hijos desean, Su bendición.
y te guarde.” No es una pequeña misericordia ser guardado por Dios. ¿Dónde estaríamos si Él no nos guardará desde un punto de vista moral y espiritual, así como desde un punto de vista natural? Es Dios quien guarda nuestras vidas de la muerte y nuestros cuerpos de perecer. Hemos sido guardados de muchos peligros, pecado y tentaciones. Es un gran privilegio oír decir al SEÑOR: “A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos». Quien tiene a Dios como escudo en su diestra, y lo tiene como su gloria y como su defensa, está espléndidamente guardado.
Sin embargo, no imaginemos que no caeremos. Nunca somos tan débiles como cuando pensamos que somos fuertes, y nunca somos tan fuertes como cuando sabemos que somos débiles, y miramos fuera de nosotros hacia nuestro Dios. Entonces, desconfía de ti mismo. Sigamos el consejo de Pablo: «el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga» 1 Cor.10:12 Entonces, tenemos que entregar a Él nuestras almas en el futuro sin reservas. Confía en Dios para recibir ayuda. Si tienes miedo a la tentación, ésta ha de ser tu oración: “No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal»
Confía, el SEÑOR no permitirá que seas tentado más allá de lo que puedas soportar. Irás a través del desierto apoyándote en tu Amado, y no resbalarás aunque el camino sea siempre áspero, ni tropezarás aunque el camino no sea siempre llano. Serás sostenido, pues Dios puede sostener en perfecta seguridad a quienes se apoyan en Él. “El SEÑOR te bendiga, y te guarde.” Padre santo, al leer esta bendición, te pedimos que pronuncies esa bendición sobre nosotros ahora, por boca de Tu propio amado hijo, Jesús, y que seamos guardados por tu poder ahora y hasta la última hora de nuestra vida, por medio de la fe para salvación. Amén. – C. Spurgeon