
Porque siembran viento, Y recogerán tempestades. Oseas 8:7
Este verso es una fuerte advertencia para que reflexionemos sobre nuestras acciones. La frase «siembran vientos» sugiere que están actuando de manera irresponsable, sembrando comportamientos destructivos y alejados de la voluntad de Dios. El resultado de estas acciones no puede ser otro que «tempestades», simbolizando el caos y la destrucción que surgirán de sus decisiones inadecuadas. Los que siembran la semilla de la injusticia segarán una cosecha de juicio.
Las leyes de Dios son inmutables y nunca se revertirán: «No se engañen, Dios no puede ser burlado; pues Todo lo que el hombre siembre, eso también segará» Gál.6:7. No se debe jugar con Dios. Ni por la noción de que no habrá recompensas ni castigos. Ni por la idea de que una simple profesión bastará para salvarnos. Ni por la fantasía de que escaparemos entre la multitud. Ni por la suposición supersticiosa de que ciertos ritos al final arreglarán todo, cualquiera que sea nuestra vida.
Vemos que los hipócritas, no soportan ser descubiertos; aún cuando su conciencia los reprenda, aún se atreverán a presentar pretensiones vanas: de ahí que el Profeta diga que «han sembrado viento y cosecharán tempestades». Sembrar viento no es más que actuar para deslumbrar a los hombres, y por retórica de palabras, incluso usando versos bíblicos cubrir su propia impiedad.
Los hipócritas se exhiben para aparentar completamente que son piadosos adoradores de Dios. Y aunque no difieren en nada de los verdaderos adoradores de Dios en apariencia externa, todavía no siembran nada más que viento; porque no obedecen a Dios. No hay sinceridad ni fe en sus servicios: es viento lo que siembran; es decir, no tienen más que un espectáculo ventoso, vano y vacío, aunque el aspecto externo de su servicio no difiere nada de la adoración verdadera y legítima de Dios.
El viento sembrado y encerrado en vida de maldad, tomará fuerza y estallará en una gran tempestad. Los hombres siembran y cultivan lo que finalmente se convertirá en daño y perjuicio de ellos. Se dejarán llevar por su propia locura como hojarasca arrastrada por el viento. El tornado derribará sus viviendas, arruinará sus esperanzas y los arrastrará en su maldad si no se arrepienten de corazón.
Evaluemos nuestras propias «siembras». Si estamos invirtiendo nuestro tiempo y energía en cosas que nos acercan a Dios y que edifican nuestras vidas, familia y comunidad. O estamos eligiendo caminos que, aunque pueden parecer placenteros o rectos, solo nos llevarán a la desilusión, y destrucción. «Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte. Prov.14:12
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