ENERO 15

«Y Todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo». Juan 14:13

Pedir algo en el Nombre de Cristo no es simplemente una costumbre o un formalismo que se dice al terminar la oración, sino que somos conscientes de lo que Su glorioso Nombre contiene y significa. Por tanto, es necesario descubrir Sus atributos, Sus cualidades, Su carácter, lo que hizo y lo que puede hacer por cada uno.  Entonces, cuando oremos en «Su Nombre», podremos esperar la respuesta a nuestras oraciones de acuerdo con el conocimiento, valor y aprecio que tenemos de su bendito, maravilloso y poderoso Nombre.  Este es mi Nombre para siempre, y con ÉL se hará memoria de Mí de generación en generación. Éxodo 3:15  

«Este conocimiento del Nombre de CRISTO es el fundamento de Todos los demás tratados y enseñanzas, es como el blanco donde el cristiano endereza todos sus pensamientos y obras, por esta razón es a lo primero que debemos dar cimiento en el alma, porque el saber mas de CRISTO, enciende, aumenta el anhelo, amor por ÉL, renueva nuestra Fe. Saber y meditar en el nombre de CRISTO, es algo tan indescriptible, que eleva todo nuestro ser a lo Divino y celestial. Meditar y orar en el nombre de Cristo, es para el alma como lluvia que cae en tierra seca, la fertiliza, la reverdece y produce fruto abundante, es como un rocío suave y eficaz que penetra el corazón y lo edifica; es como llovizna de esperanza y consuelo para el corazón herido y necesitado.

Y para lograr este conocimiento divino que es mayor que cualquier filosofía, sabiduría y conocimiento del mundo, es necesario que nos sea revelado por medio de Su Espíritu Santo; porque el Espíritu TODO lo escudriña, aun las profundidades de Dios. 1Cor. 2:10. La verdadera y más alta  sabiduría del hombre es saber mucho de CRISTO; porque entenderle a ÉL es entender Todos los tesoros de la sabiduría de Dios, como dijo Pablo: “En ÉL están escondidos Todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”.  Conocer el nombre de Cristo es entender el infinito amor de Dios por los hombres, la Majestad de Su grandeza, Su fuerza invencible, Su poder inmenso, con las demás grandezas y perfecciones, que moran en Dios que se descubren y resplandecen, más que en ninguna parte, en el misterio de Dios, es decir en CRISTO. Col. 2:2-3 Las cuales se entenderían si logramos comprender la fuerza y significación de los Nombres de Cristo que el Espíritu Santo le da en la Divina Escritura.” -Luis de León  

¡Oh! mi adorado SEÑOR y Dios, yo te llamo  Adonai, el Shaddai, Eloim, Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. El Redentor, Mi justicia. El enviado de Dios, el ungido de Dios, el sellado de Dios. Te llamo Jesús, el Salvador de los pobres pecadores perdidos, mi Salvador, mi Rey, mi Dios. ¡Oh! ¿Cómo enumerar la milésima parte de tu hermosura o del dulce aroma de tu glorioso Nombre? Bendito y alabado seas, no hay salvación en ningún otro; mi alma prefiere este nombre a todos los demás que te da la Escritura, pues con este nombre estoy más completa y plenamente satisfecho, «porque no hay otro Nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos». Hechos 4:12 .

Orar en el nombre de Cristo significa ser uno con Él,  vivir por Él y permitir que El viva en nuestros corazones.  Orar en el nombre de Jesucristo implica orar en armonía con la voluntad del Padre que le envió; tal como Él mismo nos enseñó, ustedes orarán así: » Padre nuestro que estás en los cielos…..Hágase tu Voluntad así en el cielo como en la tierra». La Oración en «Su Nombre», implica orar con fe, tener la mirada puesta en Él que es el creador de la Fe Heb.12:2 Porque sin Fe, es decir sin Cristo en el corazón, es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que es galardonador de los que le buscan. Heb.11:6

El resultado de orar en Su Nombre es para la glorificación del Padre.  Lo que el Padre hace, el Hijo también lo hace. Todo lo que el Hijo hace expresa el elemento divino del Padre. Esta es la glorificación del Padre en el Hijo. Porque el Padre y el hijo son uno. Juan 17:21. La oración del creyente debe buscar sólo la gloria de Dios y no la propia. La oración que es para la gloria del Padre por medio del Hijo tendrá mayor seguridad de ser exitosa. Glorifica Su verdad, Su fidelidad, Su poder, Su gracia. La respuesta a la oración, cuando es ofrecida en el nombre de Jesús, revela el amor del Padre por Él, y la honra que ha puesto sobre Él. La gloria de Jesús y la gloria del Padre están tan ligadas. En la respuesta a nuestra oración Él es glorificado. Oremos  sin cesar en ese amado Nombre en el que Dios y Su pueblo tienen una comunión de deleite.  

Cristiano, mira hacia arriba y regocíjate. Siempre el oído divino está abierto para el que ora. Siempre Su mano está lista cuando hay un corazón listo. Solo debes clamar y el SEÑOR oirá; es más, antes que llames, Él responderá, y mientras estés hablando, Él oirá. Isaías 65:24 ¡Oh, entonces no seas tardo en la oración! Acércate a Él en cualquier momento alza tu corazón silenciosamente; y cualesquiera que sean tus peticiones o tus súplicas, pídelo todo en el Nombre de Jesús, y te será concedido. – C. Spurgeon    «Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo».