ENERO 14

«En tu presencia hay plenitud de gozo»; Salmo 16:11

Con estas palabras, entendemos que el gozo y los beneficios de estar en la presencia de Dios se reciben tanto en esta vida como en la venidera. Dios está presente en todas partes por su conocimiento infinito y por ser Todopoderoso. Pero el salmista habla de esas manifestaciones peculiares que brinda a través de su Hijo, Jesucristo, con las que deleita a su pueblo creyente y obediente. Toda felicidad ciertamente mora con Él, por eso, dice que  la “fuente de la vida” está con Él. Todo lo que alegra los corazones de los hombres o de los ángeles con un gozo real y satisfactorio viene del cielo. Todo acercamiento a Dios conduce a la felicidad. 

Dios es Luz. La revelación de Su presencia implica una completa difusión de luz y conocimiento entre todos los que participan de Su presencia. La ignorancia, o la falta de luz, es la fuente de toda nuestra mala conducta actual y de todas nuestras desdichas. La luz de la presencia de Dios no sólo destierra las miserias que fueron efectos de las tinieblas anteriores, sino que también confiere felicidad. Dios es amor. Su presencia difunde amor. El cielo implica la felicidad constituida por la perfección del amor y bondad que brotan de la presencia de Dios. Por amor envió a su Hijo, para salvarnos y darnos vida eterna. Así que, la luz y el amor que se dan de Él en la Escritura, a la plenitud de gozo de Su presencia y para llegar a ella, el Camino de la vida, Cristo, debe sernos previamente mostrado por Dios, y en ese Camino debemos perseverar hasta el final. – Hugh Blair

 Si eres del SEÑOR querrás vivir cerca de Él y deleitarte en Él,  por medio de la oración, no como una tarea obligatoria, agotadora y aburrida, sino como un deleite, un privilegio por el que tu alma tiene hambre y sed. Dirás con David: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” Salmo 42:2. Para ti el lugar preferido será el que está más cerca de tu SEÑOR, aunque pudiera estar en el horno de la aflicción. Y tu ambición será que tu vida esté controlada por el SEÑOR de manera completa, para ser el lugar de Su morada, instrumento para Su uso, y lo mejor de todo, el objeto de Su amor. Yo quisiera morar en la casa del SEÑOR para siempre, considerando el mundo presente como un piso inferior de esa casa, y el cielo en lo alto como el piso superior de la misma residencia.

Si en verdad eres del SEÑOR dirás:  “Al SEÑOR he puesto continuamente delante de mí; ” Salmo 16:8. Hemos de tener al Señor delante de nosotros bajo todas las circunstancias, en todo momento: En nuestras actividades diarias, en épocas de prosperidad así como en tiempos de necesidad, en el día de salud así como en la hora de la muerte. Si rompes la cadena de comunión desviándote, te puedes perder, pero, puedes regresar y el vínculo roto puede ser restaurado, aunque quedarán las marcas. La rebelión causa infelicidad, pero permanecer con Dios crea paz como un río que sigue fluyendo en un torrente continuo. Y serás muy bendecido si te vuelves más obediente, más sumiso a la voluntad divina, si estás más en sintonía con Jesús, y en más comunión con el Padre. Esto es el cielo abajo. Que Dios te lo conceda por causa de Cristo. La presencia de Dios es nuestra bienaventuranza.  «En tu presencia hay plenitud de gozo». Amén. -C. Spurgeon

La presencia de Dios es infinitamente mejor que la presencia de todas las comodidades exteriores. La presencia de Dios con su pueblo es el antídoto más soberano contra el pecado, la tentación y el mundo. Y si la presencia divina está contigo: Los problemas no serán problemas, las angustias no serán angustias, las montañas serán granos de arena….La presencia especial de Dios convertirá: las tormentas en calma, las noches de invierno en días de verano, las prisiones en palacios, la debilidad en fuerza, la pobreza en abundancia, la muerte en vida. La presencia de Dios hace que la amargura de las aflicciones sea dulce, que las cargas pesadas sean ligeras, que las pruebas largas parezcan breves. La misericordiosa presencia de Dios hace que todas las condiciones sean un pequeño cielo para el alma creyente. Dónde está la presencia especial de Dios no puede haber nada más que el cielo. «¡El SEÑOR Todopoderoso está con nosotros! Salmo 46:7 -Thomas Brooks