
Yo dije al SEÑOR: «Tú eres mi SEÑOR; Ningún bien tengo fuera de Ti». Salmo 16:2
«Tú eres mi SEÑOR», en otras palabras, tú eres mi gobernador, mi dueño, tú tienes el control de mi vida, tú eres mi refugio, mi apoyo. SEÑOR, cómo podré mostrarte mi gratitud;¿Qué puedo hacer por un Dios tan maravilloso y poderoso como tú? Tú estás infinitamente por encima de mí; Y no necesitas nada de mis débiles manos. ¿Qué, entonces, puedo hacer para mostrar mi amor por ti? Por mi obediencia a ti. Por mi servicio a ti, que mis manos sean tus manos, mis pies sean tus pies y mi boca sea tu boca y en ella tus palabras para otros. ¿Tienen hambre? Los alimentaré. ¿Están enfermos? Los visitaré. Si mi bondad no alcanza, al menos les lavaré los pies, porque te amo, oh Dios mío; ¡Y quiero, de alguna manera práctica, mostrarte mi gratitud y mi amor!». C. Spurgeon
¡Oh! que puedo entregarte a Ti SEÑOR, por todos tus beneficios hacia mí, como podré pagarte. ¡Ay! no puedo hacer bien alguno porque mi bondad imperfecta no puede complacerte, pues eres perfecto y bueno esencialmente; el bien que haga no puede añadir a tu bien; mi maldad no puede perjudicarte. Yo recibo todo el bien de Ti, pero no puedo devolverte ninguno; por lo que te reconozco como mi SEÑOR y mi salvador, estás muy lejos de tener necesidad de mí. – Richard Greenham ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra….En cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; En Dios el SEÑOR he puesto mi esperanza, Para contar todas tus obras. Salmo 73:25-28
«Ningún bien tengo fuera de Ti». Lo que los incrédulos buscan en vano en otros dioses, el salmista lo encontró en el SEÑOR; lo que el mundano busca en vano en muchos objetos, el creyente se regocija al encontrarlo en el favor de Dios. Porque no puede haber otro bien sino la obra que Cristo hizo por los hombres en la Cruz. Allí nos demostró su amor, gracia y buena voluntad hacia nosotros, en su encarnación, sufrimientos y muerte; y las bendiciones de la bondad que vienen así; como su justicia que nos justifica, el perdón de nuestros pecados, la paz y la reconciliación con nuestro Padre celestial, la redención, la salvación y la vida eterna. Mi salvación y mi herencia eterna no está fuera de ti. «Porque en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos». Hechos 4:12
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