"Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados...." Hechos 3:19
Sin la gracia del Espíritu, nuestras determinaciones más fuertes no pueden eliminar, ni dominar un pecado. La llaga del alma continuará expandiéndose, aunque determinemos y digamos que no. Solo la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado 1 Jn. 1:7. ¡Solo en Cristo y en el poder del Espíritu se puede mortificar profundamente todo deseo pecaminoso! ¡Oh, no abracen ni se satisfagan con ningún pecado, sino emprendan con decisión la ruina de todo mal deseo!
¡Una fuga en un barco lo hundirá! ¡Una rueda rota estropea todo el reloj! ¡Un sangrado de una vena hará fallar los órganos vitales! ¡Una mosca echará a perder toda una caja de perfume! ¡Una hierba amarga arruinará todo el alimento! ¡Una Dalila pudo hacer tanto daño a Sansón como a todos los filisteos! ¡Por comer una manzana, Adán perdió el paraíso! ¡Un Acán fue un problema para todo Israel! ¡Un Jonás levantó una tormenta y se convirtió en una carga demasiado pesada para toda la nave! Gedeón tuvo setenta hijos, pero solo un hijo bastardo. ¡Y ese hijo destruyó a sus setenta hijos!
¡Ah cristiano un deseo o un pecado oculto puede hacer mucho daño y provocará tormentas y tempestades muy fuertes en el alma. Por lo tanto, mientras tengas una bendita calma y tranquilidad en tu propio espíritu bajo las pruebas más agudas, estas te ayudarán a ser confrontado con tus faltas para hacerte volver al SEÑOR y llevarte al arrepentimiento verdadero. ¿Quién podrá entender sus propios errores(faltas, pecados)? Líbrame de los que me son ocultos Sal.19:12. Pero por medio de las pruebas, Dios le revela al cristiano su pecaminosidad.
Cuando el fuego se pone debajo del crisol, entonces aparece la escoria. Por lo tanto, cuando Dios pone a prueba tu pobre alma, ¡oh, cómo se manifiesta en el corazón la escoria del orgullo y la codicia, la escoria de la murmuración, la escoria de la duda, la escoria del odio y falta de perdón, la escoria de la impaciencia, la escoria de la mundanalidad, la escoria de la carnalidad, la escoria de la necedad y la rebelión. Las pruebas son el espejo de Dios en el que Su pueblo ve sus propias faltas. ¡Oh, esa ligereza, ese abismo de maldad que las pruebas revelan en nuestros corazones! "Nuestros padres terrenales nos disciplinaban por poco tiempo, y como mejor les parecía, pero Dios lo hace para nuestro beneficio y para que participemos de su santidad." Heb. 12:10.
Lo que nuestro Padre Celestial ordena, es lo mejor. Cuando Él ordena la enfermedad, la enfermedad es mejor que la salud. Cuando Él ordena debilidad, la debilidad es mejor que la fortaleza. Cuando Él ordena pobreza, la pobreza es mejor que la riqueza. Cuando Él ordena que nos critiquen, la crítica es mejor que el honor. Cuando Él ordena muerte, la muerte es mejor que la vida. Puesto que Dios es la sabiduría misma, Él sabe lo que es mejor. Y puesto que Él es la bondad misma, no puede hacer sino lo que es mejor. Por lo tanto, arrepiéntete y vuélvete a Dios de todo corazón, y bajo cualquier prueba permanece en silencio ante el SEÑOR y espera en Él con paciencia. Sal.37:7 -Thomas Brooks