SEPTIEMBRE 11

Oye, oh SEÑOR, una causa justa; atiende a mi clamor; presta oído a mi oración, que no es de labios engañosos". Salmo 17:1

¡Oh, qué calor, qué fortaleza, vida, poder y afecto los de la verdadera oración! "Como el ciervo clama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía". Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios del SEÑOR". Observa cómo dice: " Anhela mi alma". ¡Oh, qué afecto se descubre en esta oración! Lo mismo encontramos en Daniel 9:19: "Oh SEÑOR, óyenos. Oh SEÑOR, perdónanos. ¡Oh SEÑOR, escúchanos y actúa!". Cada sílaba está impregnada de cálida vehemencia. Esto es lo que Santiago llama "oración eficaz". Y Jesús: "Y estando en agonía, oraba más intensamente",Luc. 22:44, es decir, que sus afectos iban más y más lejos hacia Dios en busca de Su mano ayudadora.

¡Oh, cuán lejos están de parecerse las oraciones de los creyentes a la verdadera oración que sube al trono de Dios! ¡Qué lástima que la mayor parte no sienta este ardor en su alma! Y en cuanto a los que lo sienten, es de temer que muchos de ellos no sepan lo que es derramar su corazón y su alma ante Dios de manera sincera, consciente y afectuosa. Más aún, se contentan con un mero ejercicio de labios y cuerpo, musitando unas cuantas oraciones de memoria. Cuando los afectos forman de veras parte de la oración, todo el ser participa en ella, de tal manera, que el alma, por decirlo así, prescinde de todo antes que privarse del bien deseado, esto es, la comunión y el consuelo con Cristo.

La falta de poder en la Oración se ve en la ignorancia, irreverencia que reina en los corazones de aquellos que son tan celosos de las formas de la oración, pero no del poder y la pureza de sus corazones. No saben lo qué es haber nacido de nuevo; tener comunión con el Padre por medio del Hijo; experimentar el poder de la gracia santificante en su corazón. A pesar de todas sus oraciones, viven todavía vidas llenas de maldición, embriaguez, sensualidad, malicia, codicia, vanagloria y persiguiendo a los hijos de Dios, Pablo los denomina, "falsos hermanos" y los califica de peligrosos. 2 Cor.11:26 ¡Oh qué horrendo juicio vendrá sobre ellos; juicio contra el cual todas sus reuniones hipócritas, y todas sus oraciones, jamás podrán ayudarles o protegerles! Marc.12:40 -John Bunyan

Muchos muestran una aparente devoción al levantar los ojos hacia el cielo; pero lo hacen sólo para lograr con más facilidad, seguridad y aplausos sus malvados designios aquí en la tierra; escúchalos, nadie mejor; pruébalos, nadie peor; tienen la voz de Jacob, pero las manos de Esaú; profesan como santos, pero practican como satanes; tienen una religión, practican su forma externa, pero no tienen a Cristo y su poder ni su influencia sobre el corazón y la vida. Hacen largas oraciones para aparentar devoción, pero por dentro están llenos de veneno mortal; santidad falsa es su manto para toda clase de males, para estos, "desde hace mucho tiempo su condenación está preparada y su destrucción los acecha". 2 Ped.2:3 -Peter Bales.

Pero la oración hecha de labios sin engaño, es el deseo puro, rendido pero confiado, que se levanta, abraza y obtiene la ayuda del poderoso Espíritu de Dios. Si podemos creer en el poder de la oración, podemos desplegar la fuerza del alma y orar de corazón. ¿Cómo aprendemos a orar con ese poder? La respuesta es: De Cristo, Maestro Divino.¡Sí, en unión con Cristo podemos hacer lo que Él hizo! Podemos seguir Su ejemplo y emplear ¡Su poder! Que está a disposición del alma que ora con un corazón sincero, sin discrepancias entre su discurso y su espíritu. Lo que expresan los labios es coherente con lo que hay en su corazón y en sus acciones. "Oye, oh SEÑOR....presta oído a mi oración, que no es de labios engañosos".