OCTUBRE 3


"El SEÑOR es mi porción ( mi herencia)"; Salmo 119:57

Amados, es nuestro gran privilegio el vivir en un mundo en el que no tenemos herencia. Cuando Dios repartió la tierra de Canaán entre las tribus de Israel, hizo una excepción con la tribu de Leví, dijo: "De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Y dio esta razón para ello: "Yo soy tu porción y tu herencia". Núm. 18:20

La enseñanza evangélica de esto es obvia y significativa. Como real sacerdocio del SEÑOR que somos, 1 Ped.2:9, el mundo no es nuestra porción ni la tierra es nuestro descanso. Para un levita devoto, debe haber sido una dolorosa disciplina, requerir una medida grande de fe el contemplar los prados fértiles, las llanuras regadas y las colinas llenas de viñedos de la tierra prometida y renunciar a todo ello por aquella que es invisible. También necesitamos una Fe bien cimentada en Cristo de nuestra parte antes de que seamos guiados a renunciar al mundo, las criaturas, el yo y todo por Cristo, y que estemos satisfechos de tener solamente al SEÑOR como nuestra, porción y solamente el cielo como nuestra herencia.

Pero el SEÑOR no despedirá a su pueblo con algo que sea indigno de Él dar, ni de los suyos aceptar. Él los ha apartado para sí mismo, y se ha apartado a sí mismo para ellos. "El Señor es mi porción" dice mi alma. Su amor por nosotros fue tan grande, que no pudo dar una mayor prueba del mismo que entregarse a sí mismo. Ninguna otra cosa podría haber expresado los anhelos de su corazón. Nada menos que eso podría haber satisfecho los deseos de nuestros corazones.

¡Qué gran porción es Dios! Todo lo que Él es y todo lo que tiene es nuestro. Cada atributo de su ser nos cubre, cada perfección de su naturaleza nos rodea, cada pulso de su corazón late por nosotros, cada mirada de su ojo nos sonríe. Habitamos en Dios y Dios habita en nosotros. Nuestra porción no es el mundo, sino Aquel que creó, sostiene y gobierna el mundo. No es la criatura quien es nuestra porción, sino el SEÑOR de los ángeles y el Creador de los hombres. ¡Una porción infinita! ¡Un poder ilimitado! ¡Una gracia sin medida! ¡Amor sin límites! ¡Un bien que Todo lo satisface! ¡Todo! ¡Todo es nuestro y nosotros de Cristo! 1 Cor.3:21 -Octavius Winslow