
Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.”—Apocalipsis 3:18.
Aunque dice: «Compra», no pide un precio por Sus mercancías divinas: Oro, vestido y colirio. Sus términos son maravillosos: «¡Sin dinero y sin precio!» Isa.55:1 A diferencia de otros comerciantes en el mercado, Él no busca ganancia ni su propio beneficio sino el de los demás. Aconseja a todos los que no se preocupan por Él ni aprecian lo que ofrece, pues han elegido a otro mercader y han puesto sus corazones en las mercancías que el mundo ofrece. ¡Oh alma caída y engañada, escucha a Jesús! Tu caso no es imposible, solo «Compra de mi». -Adam Clarke
«….Compra de mí Oro»: Este oro es Jesucristo. Él es mejor que el oro de Ofir, que el oro del templo, que el oro del palacio; oro que no hay en ninguna parte de la tierra, ¡el mismo oro del cielo! Jesús fue probado en verdad, en el fuego, cuando por su pueblo cargó con los pecados y los dolores de sus redimidos, en su propio cuerpo, en la Cruz. Y con Él se reciben todas las riquezas espirituales que son invaluables, sólidas, sustanciales y satisfactorias; duraderas, preciosas, excelentes e incorruptibles. ¡Y éstas son dadas a los que se acercan a Él con fe, disponen su corazón y desean tenerlo!
Por tanto, el hombre en el campo cuando encuentra el tesoro escondido, renuncia a todo lo demás para conseguirlo. Mat.13:44. Entiende Su valor incomparable y está dispuesto a dejar todo lo demás para obtenerlo. Quien conoce y encuentra a Jesús, encuentra el verdadero tesoro, ¡lo tiene todo! «Él es la plenitud que lo llena todo en todo», Ef.1:23. ¡Mi precioso Jesús! En ti hallamos una fortuna invaluable y eterna, mientras que todo el oro y bienes que podamos acumular en esta tierra finalmente se desvanecerán.
«Vestiduras blancas». El SEÑOR se refiere al manto inmaculado de justicia, que hizo en la Cruz para vestir a todos los creyentes. El pecador en su vana manera de vivir, «no se da cuenta que es un desdichado y ¡que está desnudo!”. Apoc.3:17. Dijo el padre al hijo pródigo: “Saquen el mejor vestido y vistanlo”, estas son las palabras de la gracia paternal, Luc.15:22. El mejor vestido es la misma ropa de Cristo. La del Cordero inmolado. Ropa fina y resplandeciente. Su «manto de Su justicia» con el que debemos cubrirnos, para ser dignos de estar en la presencia de Dios. Isa.61:10. «Y el efecto de la justicia(de Cristo) será la paz; tranquilidad y seguridad para siempre » Isa.32:17. Vestidos así, ya no tendremos más desnudez ni vergüenza por nuestros pecados, podremos estar delante de los hombres, de los ángeles, más aún, delante de Dios.
«Colirio» para ungir los ojos de los ciegos espirituales, es la unción del Espíritu Santo, por la cual, en la gracia regeneradora, en el nuevo nacimiento y en la enseñanza divina, los creyentes llegan «a conocer todas las cosas», 1 Juan 2:27. Aquí está el colirio celestial. Ora para que puedas recibir las influencias esclarecedoras de Su Espíritu, para que te convenzas de tu verdadero estado y veas dónde está tu ayuda. Aquí está, en la propia mano de Cristo, listo para ti. Deja que Él te unja e inmediatamente verás. Acepta Su colirio, y tu visión será restaurada. Con esa restauración, ¡qué mundo de gloria se abre ante tus ojos!- Simpson
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