"Las vigas de nuestra casa son de cedro, Y de ciprés los artesonados" Cantares 1:17
La casa de la que se habla aquí, es la Iglesia no hecha de manos de hombres, eterna en los cielos 2 Cor.5:1; la casa que Cristo mismo construyó, que es su Iglesia; como dijo Pablo: "...La Iglesia es la casa de Cristo y toda alma fiel es el edificio de Dios 1 Cor.3:9; "Cristo, como Hijo, es fiel sobre esta casa de Dios que somos nosotros mismos", Heb 3: 6. "Porque nosotros somos templo del Dios vivo, como él mismo dijo:"Viviré y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" 2 Cor.6:16
El uso del cedro y el ciprés en la construcción de una casa, hacen referencia a que la casa es duradera y resistente a los elementos. Representan la perseverancia que necesitamos para construir una relación fuerte con Dios. Esta majestuosa estructura de la nueva criatura la construye "El gran Arquitecto del universo", Heb.3:4, con los mejores materiales, hace del alma una obra tan maravillosa al convertirla para sí mismo como lo hizo al establecer este hermoso edificio del universo. Y hace de ella una Iglesia estable y firme, que aunque vengan las tormentas, crezcan los ríos de las dificultades y soplen los vientos de las tentaciones contra ella; no cae porque está fundada sobre la roca, Cristo, Mat.7:25
El cedro y el ciprés son conocidos por su belleza y su aroma agradable; su uso en la construcción de una casa simboliza la belleza que podemos encontrar en nuestra relación con Dios. "Piense cada uno que es una casa espiritual, si no vive según la carne, sino según el espíritu. "Pues el templo de Dios es santo, y ustedes son ese templo" 1Cor.3:17. Por tanto, esforcémonos en unir a estas vigas el artesonado de ciprés, como es "la santidad que es para siempre el adorno de la Casa de Dios". Sal. 93:4. Y sobre todo establecer la viga del amor, que no falla nunca, porque "es fuerte como la muerte", el gozo en el Espíritu Santo, la paz, la bondad, la paciencia, el dar con generosidad, la humildad, y el dominio propio Gál.5:22-23 así la casa estará bien firme y ricamente adornada en sus artesonados.
De otro modo, este edificio espiritual que somos nosotros puede tambalearse y desplomarse, cuando comience a elevarse, si no está bien apoyado y bien trabado con maderos resistentes. "porque el ocuparse de la carne es muerte", Rom.8:6. Por tanto, procuremos sostener esta casa interior, nuestro corazón, con vigas inalterables e inamovibles, perseverando inflexibles bajo el peso de cualquier construcción, como dice el Salvador: "Quien persevere hasta el fin, será salvo". Mat.24:13. - Bernardo de Claraval
Además, la belleza del cedro y el ciprés de esta casa que somos nosotros, hablan de la búsqueda de la presencia de Cristo, por medio de la oración. "SEÑOR, yo amo la belleza de tu casa, el lugar donde mora tu gloria" Sal.26:8. ¡Qué importante es la contemplación a solas con el SEÑOR! Estos son los materiales de la casa del encuentro con su amado divino: Su presencia es la alegría interior del corazón. Es la recompensa de un alma coherente, de un corazón limpio e indiviso en su amor por Él.
Y esta belleza solo se logra cuando dejamos que el SEÑOR crezca dentro de nosotros, hasta que se establezca como el único dueño de nuestro corazón, ahuyentando todo amor propio, todo deseo falso y desordenado para placer en este mundo. ¡Qué pocos, entonces, son los que llegan al punto de tener este tipo de contemplación como su alimentación regular! ¡Qué pocos son los que pasan sus noches y mañanas embelesados del amor del SEÑOR, en una cabaña de cedro y ciprés.... -Steven Scherrer