
«Como un águila que despierta su nidada, Que revolotea sobre sus polluelos, Extendió Sus alas y los tomó, Los llevó sobre Su plumaje». Deuteronomio 32:11
El cuidado de Dios por Su pueblo queda bien ilustrado aquí. La figura del águila, es muy hermosa y llamativa; y según dicen los naturistas, el águila se posa sobre sus crías en su nido en la hendidura de alguna roca en la cima, las cuida, las nutre, las protege y las lleva sobre sus alas, las deposita tiernamente, en los lugares que juzga bien para ellas, y pronto les enseña a volar solo en el cielo. Bueno, tal ha sido la conducta de Dios hacia su pueblo. Lo protegió y lo cuidó; lo guardó como a la niña de sus ojos; lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra y lo alimentó con frutos de la tierra, lo nutrió con miel de la peña, y con aceite que hizo brotar del pedernal. Deut.32:12-13
El águila revolotea sobre sus polluelos, no para deleitar ni detener a sus crías en el nido, sino para llevarlas adelante, inducirlas a una vida de mayor envergadura y convertirlas en criaturas grandes, libres y diestras. Por eso, revuelve su nido, haciéndolo desagradable para sus crías; lo mismo hace el SEÑOR con aquellos a quienes llama a sí mismo. En medio de nuestra comodidad mundana y prosperidad, pensamos poco en Dios; no nos interesamos por el estado de nuestra alma ni nuestra salvación eterna; ni nos sentimos atraídos en lo más mínimo por la tierra celestial. Nos incomoda permitiendo reveses que nos obligan a buscarlo.
Tu Dios y Salvador, te encontró en tierra estéril, en medio de todos los peligros de un desierto desolado. Te trajo hacia Él como si vinieras sobre las alas de un águila. Ex. 19:4 Dios lleva a los pecadores en alas de águila y los toma para sí. Revuelve el nido de la justicia propia y la seguridad carnal; revolotea sobre ellos, los excita y les enseña a volar hacia el cielo en sus deseos y afectos. ¡Oh! Cuán grandes misericordias ha tenido Dios para con nosotros, al enviarnos a Su Hijo Jesucristo, en verdad podemos decir con David: «Bendice alma mía al SEÑOR; y todo mi ser bendiga Su santo nombre» Salmo 103:1.
Los que esperan en el SEÑOR en la adversidad, tendrán alas como de águilas. Isa.40:31 El águila para renovarse golpea su pico contra la roca en un proceso doloroso, garras y plumaje. El dolor, la soledad, las adversidades, son tormentas usadas por el SEÑOR para la renovación espiritual del creyente y sólo por medio de estos cambios, es posible que el creyente se eleve por encima de las circunstancias; tal como el águila aprovecha los vientos de las tormentas para elevar más su vuelo. El SEÑOR está en medio de la tormenta con cada uno de sus hijos y ha dicho: » Nunca te dejaré, ni te desampararé «. Él quiere que levantes la alas de la Fe y vueles aún más alto, sobre las alturas que Él diseñó para ti.
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