"SEÑOR, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, Para que yo sepa cuán efímero soy". Salmo 39:4
¡Qué oración tan devota es esta! y qué bendición se pretende en el descubrimiento. No Pretende saber cómo y cuándo ocurrirá su fin. Pues Dios no ha prometido en ninguna parte a su pueblo tal conocimiento, está entre las cosas secretas que no nos pertenecen, ese día como el día de la venida del SEÑOR nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre, Mat.24:36 Pero, observemos cuál es el objeto de la petición; "Para que yo sepa cuán efímero soy". Es decir, dame sabiduría y gracia para considerar mi fin, para considerar cuán breve y temporal es mi vida en esta tierra comparada con la eternidad, para prepararme y hacer lo que te agrada mientras llega ese día.
Para asegurar un buen futuro debemos tener en cuenta que la vida presente es extremadamente breve comparada con la eternidad. Pensamos demasiado en la tierra y no pensamos lo suficiente en el cielo. Pensamos demasiado en el dinero, en los placeres y muy poco en el tiempo cuando todo acaba. "El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”, 1 Jn 2:15-17. Lo que este mundo ofrece es temporal y caduco, no asegura nuestro bienestar eterno; pero ocuparse en hacer la voluntad de Dios tiene recompensa eterna.
¡Qué frágiles somos, no solo en nuestra vida, sino también en nuestro estado de ánimo! No debemos temer a los hombres; son sólo por un momento; como una sombra que recorre la ladera de la montaña. Solo Dios permanece. El hombre es vanidad; su orgullo y su belleza son como una burbuja de jabón que estalla; es un forastero a lo largo de esta orilla y paso del tiempo. Pero el hijo del Dios Eterno, Cristo, viaja con nosotros. Él se hace responsable de nuestro bienestar. Él nos traerá sanos y salvos a casa como lo hizo con todos los que nos han precedido. -FB Meyer
Creyente, ten presente que la meditación sobre tu fin producirá estos efectos admirables: 1. Derriba las plumas del orgullo; ¡No eres más que polvo animado! ¿Se enorgullece el polvo y la ceniza? Tu cuerpo se convertirá en hierba, ¡y pronto será cortado! 2.- Es un medio para dar una herida de muerte al pecado. Lleva los pensamientos de la muerte como un libro siempre sobre ti, y cuando el pecado te tiente, saca este libro y léelo, y verás que el pecado desaparece. Debemos contemplar el pecado en dos espejos: el vaso de la sangre de Cristo y el vaso de la muerte. "No hay antídoto más fuerte contra el pecado, que la frecuente meditación sobre la muerte".-Agustín
3.- Ayuda a utilizar mejor el tiempo y acumular mucho trabajo en un espacio reducido. Pablo nos invita a redimir el tiempo. "Redimiendo el tiempo". Nuestras vidas deberían ser como joyas, aunque pequeñas en volumen, pero de gran valor. Algunos mueren jóvenes, pero con canas. Debemos ser como la hierba del campo, útil; no como la mala hierba que se seca antes de crecer. Vivir y no ser útil no es vida, y no desperdiciar la vida. El que a menudo medita sobre la muerte, hará la mejor preparación para ella. -Thomas Watson "SEÑOR, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy".