¿Hasta cuándo.... amarán la vanidad y buscarán la mentira?" Salmo 4:2
Esta es una exhortación para los que confían en cualquier cosa que no sea Dios. Confiar en algo que no sea Dios es una tamaña necedad. ¿Hasta cuándo amarán la vanidad...? ¿Hasta cuándo amarán lo hueco, vacío, por fuera atractivo, pero por dentro sin ninguna consistencia? Confía en el dinero, en las posesiones, en el placer, en la fama, en el prestigio, en la suerte y verás que a la larga todo esto es pura vanidad ilusoria. Confiar en cualquiera de estas cosas es despreciar la misericordia de Dios. Job 2:8 Los hombres que hacen dioses de sus riquezas, sus personas, sus entendimientos o cualquier otra cosa, tienen que ser evitados por aquellos cuya Fe descansa sobre Dios en Jesucristo; y, lejos de ser envidiados, han de ser compadecidos por depender de estas vanidades. -C.H.S.
¿Hasta cuándo amarán la vanidad, y buscarán la mentira?. Dijo al respecto Crisostomo: "Si fuera el hombre más apto del mundo para predicar un sermón a todo el mundo, congregado a mi alrededor para escucharme, y tuviera alguna alta montaña como púlpito desde la cual pudiera tener todo el mundo ante mi vista, y estuviera provisto de una voz de bronce, una voz que resonará como las trompetas del arcángel, de modo que todo el mundo pudiera escucharme, escogería como texto de mi sermón, este verso de los Salmos: "Oh hijos de los hombres, ¿hasta cuándo amarán la vanidad, y buscarán la mentira?
¿De qué le sirve al hombre si gana todo el mundo y pierde su alma? Mat.16:26 Si un hombre gana el mundo entero, sus riquezas, honores y placeres, de qué le sirven todos estos. Qué descuido y qué necedad es esta, que los hombres están tan fuertemente unidos al mundo, y tan ocupados con sus asuntos, que no tienen en cuenta por qué nacieron, y que Dios les dio un alma inmortal, para que, cuando el curso de la vida terrenal termine, ¡puedan vivir eternamente en el cielo!
Y, de hecho, es universalmente reconocido, que el alma es de mayor valor que todas las riquezas y los placeres del mundo; pero, sin embargo, los hombres están tan cegados por las opiniones carnales que sabiéndolo, voluntariamente abandonan sus almas a la destrucción. Para que el mundo no nos fascine con sus atractivos, recordemos el valor superior de nuestra alma; porque si esto se considera seriamente, disipará fácilmente la vana imaginación de la felicidad terrenal.-J.C.
La felicidad de un verdadero creyente no consiste en sus comodidades externas, en las riquezas, en el honor, la popularidad, la fama, porque lo que dejamos en la tierra no nos pertenece, es para nosotros una cosa ajena. El creyente fiel posee a Dios; y poseyendo a Dios, posee Todo lo que el mundo contiene y Dios le prepara bienaventuranza y gloria eternas. -Cornelio