"Que te alabe el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no tus propios labios". Proverbios 27:2
Las personas que se alaban a sí mismas, son ególatras, carecen de empatía. Son como Narciso personaje de la mitología griega, quien idolatraba su propia imagen. Los narcisistas buscan llamar la atención, desprecian a los demás y se hace difícil estar en su compañía. Desean ser reconocidos, aplaudidos, siempre están hablando de sí mismos, de sus logros: "Yo hice, yo oré, yo ayuné, yo fui, yo edifiqué esta obra etc...". Siendo conducidos así al precipicio mortal del orgullo y la altivez: "De todos los pecados, el orgullo es el más peligroso para las almas de los hombres. El orgullo es: Un veneno secreto, una peste oculta, ingeniero del engaño, raíz de la hipocresía y de la envidia, polilla de la santidad, desprecia a Dios y pone la mente en contienda contra Él. -Thomas Brooks
Amán hizo inventario de sus honores y bienes, hablando de toda "la gloria de sus riquezas... y todas las cosas con que el rey le había engrandecido" Ester 5:11. Lo mismo Nabucodonosor, al parecer, estaba solo caminando y hablando consigo mismo como un necio mientras decía: "¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué... con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?" Dan. 4:30. Pero estos pensamientos, cuando no hacen que los corazones se levanten en agradecimiento a Dios, son los bramidos del orgullo. Son vanos y abominables a los ojos de Dios, como queda claro por el trato que Dios les dió.
Al rico necio que hace alarde de todos sus logros y riquezas, le dice: "Necio, esta noche vienen a pedir tu alma" Luc.12:20, y a Nabucodonosor mientras "aún estaba la palabra en la boca del rey", y sin darle más aviso, Dios lo golpeó con locura, haciéndolo como una bestia, Dan. 4:32. En cuanto a Amán, ya sabemos que fue como un muro que se expande antes de caer en ruinas. "Antes de la caída es la altivez de espíritu", Prov.16:18 -Thomas Goodwin
Dice Pablo: "Porque No es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el SEÑOR alaba." 2 Cor. 10:18 " El SEÑOR Jesús, nos hace ver cual es la verdadera humildad: "El que era SEÑOR de todos, se hizo siervo de todos; y en la misma hora, cuando supo que el Padre había entregado todas las cosas en sus manos, se inclinó y lavó los pies de los pescadores pobres. "El que se gloría, gloríese en el SEÑOR", 1 Cor.1:31.
Reconozcamos que Todo bien es de Dios, el que tiene sabiduría, fuerza, riquezas, perdón, santidad o cualquier otra bendición, sea temporal o espiritual, reconozca que no tiene sino lo que ha recibido; y que, teniendo motivo para gloriarse o jactarse en ser hecho partícipe de estos beneficios y misericordias de su Creador, y Redentor, que se gloríe sólo en Dios, por quien, por medio de Cristo Jesús, ha recibido Todo.-Adam Clarke
Si buscas una buena reputación, una verdadera honra, imita a Cristo y construye monumentos en el corazón de los hombres, y no con piedra; porque colocar nuestro nombre en piedras, es cosa inútil, pues pronto dejamos esta tierra, y dejamos aquí nuestros edificios y nuestra fortuna, dejamos aquí una memoria helada é inútil, sujeta al desprecio; y nuestro renombre nos deja pronto, pasa a otro. El sólido y verdadero honor está en Cristo; porque sólo en Él tenemos todo lo que necesitamos para vivir como Dios nos manda.- Crisóstomo