AGOSTO 31

"Contigo está el manantial de la vida". SALMO 36:9

Como el corazón, por medio de la vena aorta, distribuye la sangre a las partes más remotas del cuerpo; así, DIOS, por medio de Cristo Jesús, transmite las corrientes vivificantes de su bondad providencial a todos los mundos y seres que ha creado, y las influencias de su gracia y misericordia a cada alma que ha pecado. Todo el bien espiritual y temporal viene de Él, el PADRE, a través de Él, el HIJO, a cada parte de la creación de Dios. Adam Clark Cristo dice: "Ven a mí y bebe". Bebamos de su pureza y gracia por cuya gloria hemos sido salvados, y experimentemos sus maravillas. "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba" Jn. 7:37; "a todos los sedientos: ¡Vengan a las aguas!" Isa.55:1


Beber este manantial implica que el pecador reconoce su pecado en verdadero arrepentimiento y anhela el perdón, y la liberación de su poder y dominio, y busca ser revestido de justicia. Significa, igualmente, que reconoce que Cristo, como la plenitud de la justicia, es la única Fuente de agua de vida de la que tiene que beber. Significa que el pecador suspira por Cristo y todas sus bendiciones de salvación. Pero es necesario más: tiene que oír y atender la palabra de Cristo: "Ven a mí y bebe". No se trata solamente de reconocer su miseria y la grandeza de Cristo, sino que debe volverse a Él, recibirle, creer en Él y por fe obtener perdón y justicia, sabiduría y conocimiento, luz y vida eterna. Entonces, y sólo entonces, beberá y su alma quedará saciada.- Whosoever Will


¡Qué manantial de vida es Jesús! Los muertos, en cuyo oído cae el sonido deSu voz, viven. Hay gracia en Cristo: gracia vivificante, regeneradora y dadora de vida. Y a quien se le imparte esa gracia, el que yacía frío y muerto en el valle comienza a moverse, a vivir, a respirar y a levantarse. Un toque de Cristo, un susurro de Su voz y un soplo de su Espíritu engendran una vida en el alma que nunca muere. ¡Qué manantial de vida es Jesús! Piensa en su superabundancia. Hay una plenitud de vida en Cristo. La gracia que brota en Jesús es tan infinita en su fuente, como divina en su naturaleza. Una plenitud increada debe poseer una sobreabundancia inagotable. Si el Padre hubiera depositado esta gracia vivificante en todos los ángeles del cielo, hace tiempo que se habría agotado. Piensa en las almas sedientas de santidad y de felicidad, que se han arrodillado y han saciado su sed en este manantial.

Piensa en los muchos que han llenado aquí sus vasijas vacías, y se han marchado con la alegría y la esperanza brotando en sus mentes. Piensa en la multitud cuyos pecados Su sangre ha lavado, cuyas almas Su justicia ha revestido, cuyas corrupciones Su gracia ha sometido y cuyas penas Su amor ha consolado. Piensa en las iniquidades que ha perdonado, en las reincidencias que ha sanado, en el dolor que ha eliminado, en las lágrimas que ha secado, en las almas que ha salvado. Piensa en los que una vez bebieron del arroyo de abajo, pero que ahora beben del manantial principal en la gloria. Y, sin embargo, este manantial está tan lleno como siempre. No se ha hundido ni un centímetro.


Jesús está tan lleno de gracia perdonadora para los culpables, y de gracia justificadora para los viles, y de gracia santificadora para los indignos, como siempre. Está lo suficientemente lleno para satisfacer las necesidades de cada alma pobre, sedienta y jadeante que se acerca. ¡Oh, qué preciosa verdad es esta! Preciosa, en verdad, para quien siente su propia insuficiencia, pobreza y necesidad. ¿Cuál es tu necesidad? ¿Cuál es tu dolor? ¿Cuál es tu prueba? ¿Cuál es tu enfermedad? ¿Cuál es tu carga? Cualquiera que sea, acude con ella a este manantial de agua viva, y no pierdas las esperanzas de un acogimiento lleno de gracia y suministro necesario. Es un manantial y una fuente viva. No necesita persuasión para fluir, pues fluye espontáneamente; y dondequiera que fluye hay vida. Octavius Winslow

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