Pedro le dijo: "Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero". Hechos 8:20
Simón practicaba la hechicería, aparentemente se convirtió al cristianismo, pero su hipocresía queda al descubierto, cuando vio que mediante la imposición de las manos de los Apóstoles, se daba el poder del Espíritu Santo, ofreció dinero, porque era ambicioso, pensando que con este poder podría obtener muchas más ganancias. Como la codicia y el orgullo van juntos, también deseó el honor de un apóstol, porque estaba más deseoso de ganar honor para sí mismo, que hacer el bien a los demás.
Simón cree que es necesario, "dar dinero", para obtener el don de Dios, paga porque era un estafador religioso, como los muchos simones que hay desde entonces infiltrados entre los creyentes, autodenominados "apóstoles y profetas" con sus seguidores, que estiman como él, que la riqueza de este mundo puede responder a las necesidades relacionadas con el cielo y que pueden comprar el perdón de los pecados, el don del Espíritu Santo, y la vida eterna. Pablo los describe como "hombres de mente depravada, que están privados de la verdad, que suponen que la piedad es un medio de ganancia". 1Tim.6:5; "con apariencia de piedad, pero niegan la eficacia de ella, a éstos evita (apártate)",2 Tim.3:5.
Pedro, verdadero Apóstol, responde: “Que perezca tu dinero contigo", esta terrible advertencia; implica tanto, que si no se arrepiente, él y sus bienes mal habidos perecerán juntos; su dinero se disipará, y su alma irá a la perdición. Que perezca su dinero con ellos, los que estiman que el oro del mundo es digno de comprar la salvación de Jesucristo y su Santo Espíritu. Porque estos son siervos, no de Cristo, sino de sus propios apetitos, Rom. 16:18. "Tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto, y han seguido el camino de Balaam, el cual amó el premio de la maldad" 2 Ped.2:14-15. En contraste, Pedro verdadero apóstol, quiso decir: "Preferimos ver cualquier cantidad de dinero procedente de la maldad, destruido, antes de ser tentados a vender el don de Dios"porque en comparación con la gloria de Dios no vale nada,"
Esta fuerte advertencia no solo es para Simón, sino para todos los que sobrevaloran la riqueza de este mundo, creyendo que sirve incluso para obtener las bendiciones espirituales y eternas; y, por el otro, subestiman el don del Santo Espíritu, como cualquier mercancía. El don de Dios no se compra ni se vende. Es una gracia que Dios otorga a quienes creen en Él y se recibe por fe. La oferta de la salvación por gracia, el mayor regalo, es para todos y para ser recibida, "sin dinero y sin precio". Isa.55:1, Apoc.21:6.
Con rechazo como el que recibió Pedro la malvada propuesta de Simón, deberíamos mirar la conducta de todos aquellos que con fines de lucro tuercen y tergiversan el Evangelio de Cristo y sus ordenanzas, su corazón como el de Simón no es recto delante de Dios,Hec.8:21, son falsos creyentes, su gran interés está en el dinero, en hiel de amargura y en prisión de maldad están. He. 8:22-23. Si vas por este camino estás a tiempo, dejalo, arrepiéntete y ruega por tu perdón; "Vuélvete al SEÑOR, quien tendrá de ti misericordia; y a nuestro Dios, quien es amplio en perdonar" Isa.55:7