"He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce"; Cantares 1:16
El libro del Cantar se da por completo a la comunión con el SEÑOR, y se encuentra como el árbol de la vida en medio del jardín, y ningún hombre podrá arrancar y comer de su fruto, hasta que primero ha sido atraído por el amor de Cristo que va más allá de lo que el mundo puede ver o entender. Ese amor por el que fue entregado por nuestra salvación hasta la muerte y muerte de cruz. Y solo los que han comprendido por el Espíritu "el amor de Cristo que excede todo conocimiento", Ef.3:19, pueden ver en el Cantar la única expresión que desea su amor a su SEÑOR y Salvador, Esposo Celestial. -Spurgeon
Se llama al Amado, Jesús, hermoso y apuesto, y cuanto más se lo pueda examinar con los ojos espirituales, tanto más bello y apuesto se le encuentra, porque no sólo aparecerán maravillosos su aspecto y su belleza, sino que al creyente que le mira y considera, le nacerán una gran hermosura y un aspecto nuevo y maravilloso, según lo que dice Pablo al observar la belleza del Verbo de Dios: "Porque, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante, se va renovando de día en día". 2 Cor.4:16 - Orígenes
¡Qué hermoso eres, amado mío! exclama la esposa. Jesucristo es hermoso en el Cielo, hermoso en la tierra, hermoso en el regazo de María, hermoso en los brazos de José, hermoso en sus milagros, hermoso en sus padecimientos, hermoso en sus invitaciones a la vida, hermoso curando la muerte, hermoso entregando su alma, hermoso al recobrarla, hermoso en la Cruz, hermoso en la tumba, y hermoso en nuestras almas. -Agustin
Dice el profeta Isaías que no había en su naturaleza humana belleza ni majestad alguna, ni atractivo y nada en su apariencia para que le deseemos. Isaías 53:2 Pero, al contemplarte en la Cruz y meditar en tus sufrimientos, tengo de Ti una visión más excelsa, más sublime, veo allí a mi Redentor y Salvador: Expusiste tu vida a la muerte, y fuiste contado entre los pecadores, cargaste con el pecado de Muchos e intercediste por los pecadores para que no perezcamos. ¿Puede ser superada esta belleza de misericordia y gracia redentora?
Sí, Jesús es hermoso en su pasión. Sin fealdad en su desnudez, heridas y marcas sangrantes, en la dulzura de su rostro y su porte en medio de los escarnios y golpes. Amado mío, eres todo hermoso, envuelto entre flores y rosas....¿Cómo podrías desafinar en el coro de las vírgenes, si eres el hijo de Dios? ¿Cómo no va a armonizar con las rosas, si es la causa, la fuerza, el fruto y la forma del sufrimiento y muerte en la Cruz por ti y por mi? Con estas cualidades ámalo con todas las fuerzas de tu mente y corazón, diciendo: "Eres hermoso, amado mío, y dulce". Deseemos pues a Jesús, en Él hallaremos Todos los bienes: fuera de Él no hallaremos más que males y miserias. - Bernardo de Claraval.
ORACIÓN: ¡SEÑOR Jesús, qué hermoso te veo...! Y no sólo debido a los milagros por los que brillas, sino también por la verdad, la mansedumbre y la justicia. ¡Dichoso el que fijándose bien de qué manera viviste entre los hombres como hombre, se compromete a imitarte en todo lo posible! Tu bella esposa, el creyente, ya recibió como primicias de su dote el don de esta dicha, porque no se resiste a imitar tu hermosura. Por eso dice: ¡Que hermoso eres Amado mío, y dulce!.... -Bernardo Jesús mío, mi amor, mi Todo: ¡Oh amadísimo mío, el muy querido de mis deseos! Concédeme que pueda hallarte, y pueda, después hallarte, poseerte para siempre. ¡Te deseo, suspiro por ti, oh eterna bienaventuranza! Úneme a ti, a fin de que viva de ti, en ti y para ti, muera en ti, y viva eternamente en la mansión de tu gloria! Amen.... -Francisco de Asis