JULIO 25

"Estas palabras…. estarán sobre tu corazón". Deuteronomio 6:6

En primer lugar, debes adornar y enriquecer tu corazón con una buena provisión de conocimiento santificado y celestial en verdades espirituales y entregadas por Dios. Un "buen hombre" tiene un "buen tesoro" en su corazón Mat. 12:35. Es decir, un buen hombre posee tantas verdades preciosas, que son como el oro. Sus pensamientos, como la prensa, acuñan ese oro formando monedas que luego se convierten en palabras.

"El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas" Luc.6:45. Pero si no existen minas de verdades preciosas escondidas en nuestros corazones, no es de maravillarse si nuestros pensamientos no acuñan nada más que pensamientos vanos que son como espuma. En esta situación carecemos de los materiales de los cuales la mente se alimenta. La mente de un hombre malo "es perversa, siempre piensa en hacer el mal y en provocar discordias". Prov. 6:14.


Si alguien tiene almacenado mucho conocimiento natural, pero le falta conocimiento espiritual, puede producir discursos muy buenos en público, pero cuando está solo, sus pensamientos no descansan en cosas buenas. Notemos que la Palabra es para tenerla y practicarla cuando estamos solos: "Estas palabras…. estarán sobre tu corazón, las enseñarás, hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes", Deut.6:6-7. Cuando alguien está caminando, acostado o se levanta, con frecuencia son los momentos en los que está más retirado y solo para pensar, incluso entonces, "estas Palabras.... estarán sobre tu corazón".


Poner la Palabra de Dios sobre el corazón, meditar en ella, hablar de ella y obtener conocimiento espiritual, es un medio efectivo para mantener nuestros pensamientos bien ejercitados cuando estamos a solas. Trae a tu mente la Palabra de Dios, porque los pensamientos son la conversación de la mente. No necesitas un compañero mejor; siempre estará proponiendo y sugiriendo algo. -Thomas Goodwin

¡Oh, quiera el SEÑOR, en su infinita misericordia, guiar a cada uno de nosotros a juzgarnos a nosotros mismos bajo la acción de su Palabra! ¡Ojalá que nuestros oídos estén abiertos para que oigamos su voz! ¡Que nuestros corazones se vuelvan a Él y a Su Palabra! ¡Volvamos la espalda con santa decisión, de una vez para siempre, a todo lo que no pueda soportar la prueba de la Escritura! Estamos convencidos de que esto es lo que busca nuestro SEÑOR Jesús, por parte de todos los que le pertenecen.... -C.Mackintosh


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