Con estas significativas palabras declaró el Salvador que había concluido la obra de redención y la base de nuestra salvación, había cumplido con fé el plan de salvación de su Padre; las deudas del pecado de los hombres quedaron solventadas y satisfechas. Un final terrible, pero glorioso. Mediante su trágica muerte, Dios se reconcilia con el hombre y el reino de los cielos se abre a toda alma creyente. Su muerte nos abrió paso por el pesado velo de las tinieblas de la muerte y nos dio acceso a la brillante luz de la presencia de Dios. Jesucristo, nuestro sumo sacerdote lo hizo de ¡una vez para siempre! Heb.10:12
Cuando Cristo exclamó: "¡Consumado es!" confirmó la eterna sentencia divina sobre Satanás, el enemigo de nuestras almas. La muerte y la tumba, en un tiempo poderosas armas en el diabólico régimen de Satanás, fueron eliminadas de su arsenal por la abrumadora victoria de Cristo sobre el pecado. Con un solo golpe, Dios despojó a Satanás de su poder y selló su destino eterno. Sí, su obra ha sido sellada con su sangre y concluida en la Cruz y ésta en verdad es el milagro de los milagros:
" Todas las obras y milagros de Cristo son sobresalientes, divinos y admirables; pero lo más digno de admiración es su Venerable Cruz. Porque por ninguna otra causa se ha abolido la muerte, se ha extinguido el pecado del primer hombre, se ha despojado el Infierno, se nos ha entregado la resurrección, se nos ha concedido la fuerza de despreciar el mundo presente y la muerte misma, se ha enderezado nuestro regreso a la primitiva felicidad, se han abierto las puertas del Paraíso, se ha situado nuestra naturaleza junto a la Diestra de Dios, y hemos sido hechos hijos y herederos suyos. Por ninguna otra causa—repito—más que por la Cruz de nuestro SEÑOR Jesucristo. Ella nos ha revestido de la auténtica Sabiduría y potencia divina. Por ella se nos ha manifestado el poder de Dios, es decir, la victoria sobre la muerte. Es el escudo, el arma y el trofeo contra el demonio. Es el sello para que no nos alcance el ángel exterminador, según dice Ex. 12:13.
La Cruz es el instrumento para levantar a los que duermen, es el apoyo de los que se mantienen en pie, el bastón de los débiles, la vara de los que son apacentados, la guía de los que vuelven atrás, el punto final de los que avanzan, la Salud del alma y del cuerpo, la que ahuyenta todos los males, la que acoge todos los bienes, la muerte del pecado, la planta de la resurrección, el árbol de la vida eterna. "- Juan Damasceno
ORACIÓN: ¡Oh dulcísimo Redentor y Salvador de las almas! En verdad, que nada mas te queda por hacer; llegaste a la cumbre más alta del amor: cuanto pudo hacer tú amor, tanto has hecho y padecido. Bendito seas, Redentor adorable, por tan inmenso beneficio, por tan intensa y adorable misericordia. Que te bendigan los cielos y la tierra. Que te bendigan todas las criaturas; y en gratitud de tan imponderable gracia, eviten ofenderte, te amen siempre, y eternamente te bendigan. -Ludolphus Consumada es tu obra de redención Salvador nuestro.¡Qué más nos queda sino escondernos en la hendidura de tu costado traspasado y buscar la purificación del agua y la sangre! F.B Meyer
Devocional Evangelio del Cielo 