"Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo". Mateo 4:1
"Entonces", esta palabra marca la conexión inmediata en el tiempo y el lugar; notemos, porque fue justo después de las maravillosas escenas del bautismo de nuestro SEÑOR, y el que Espíritu descendió sobre Él en forma de paloma, que los cielos se abrieron y la voz del Padre se escuchó desde el Cielo en aprobación y testimonio; Mat. 3:16-17 Que Jesús fue conducido por el Espíritu, por voluntad Divina al desierto, al desierto, a la soledad para ser tentado. Esto nos enseña que lo primero que Dios hace, es apartar o separar del mundo a quien se consagra a Él, con el fin que entienda que la vida en Cristo es una vida de combate espiritual continúo, y que el hecho de estar solo, no implica que no será tentado. Y que Dios ordena nuestras vidas de tal manera que nos aparta a lugares donde se prueba el metal de nuestra Fe.
Me he dado cuenta de que el SEÑOR tiene dos temporadas especiales de bendiciones de su pueblo; antes de una gran prueba, para prepararlos para ella; y después de una gran aflicción, para eliminar la debilidad que se ha ocasionado. No pienses que por estar lleno del Espíritu ser apartado como hijo de Dios, no serás tentado, al igual que Jesús serás dirigido por el Espíritu al desierto para ser tentado. - C. Spurgeon Así que, si es voluntad de Dios que nuestra alma se vea tentada mientras permanece en la tierra, es porque ha de luchar de continuo contra la tentación, contra las propias pasiones e inclinaciones, los cuales no cesarán de hacerle guerra en tanto viva en el mundo. Esto debe alentar al creyente que se ha puesto con sinceridad en las manos de Dios, a estar siempre apercibido para las tentaciones, sabiendo que el SEÑOR ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin, Mat.28:20, y que somos más que vencedores en Cristo, Rom.8:28. Por eso, Pablo al final de sus días: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe". 2 Tim.4:7
Los privilegios espirituales no nos salvan de las pruebas de fuego. De hecho, no hay momento en que Satanás esté tan seguro de venir con sus artes sutiles, como cuando hemos pasado por alguna temporada de bendición especial. Cuando salimos de nuestro cuarto de oración después de un tiempo de tierna comunión con Dios, nos sale al encuentro en la puerta con alguna mala sugerencia. Es después de haber estado más cerca de Dios que estamos seguros de encontrar al diablo más activo. Él no está ni la mitad de ansioso por tentar a los profesantes mundanos, como aquellos que brillan con celo espiritual.
Un antiguo escritor dijo: "Todo el tiempo que nuestro Salvador yacía en el taller de su padre como carpintero, el diablo no lo molestaba; pero, cuando iba a empezar su ministerio para impactar la vida de muchos. Es lo mismo con nosotros. Mientras nos movemos tranquilamente en nuestra vida ordinaria, él no se molesta en hacernos daño; pero cuando nos levantamos a una nueva consagración y una nueva actividad en el servicio a Dios, ¡él se abalanza sobre nosotros y trata de destruirnos! Por lo tanto, es en nuestros tiempos de mayor exaltación espiritual que debemos estar más atentos. Aprendemos aquí también, que podemos esperar soportar la tentación en este mundo, lo mismo que Jesús. Un nuevo poder vino a Él a través de sus conflictos. Su vida se desarrolló y perfeccionó a través de los sufrimientos. Luego, fue apto para simpatizar con nosotros en nuestras tentaciones, siendo él mismo tentado en todo según nuestra semejanza. Las tentaciones resistidas, siempre traen nuevas fuerzas. La lucha victoriosa, nos prepara para ayudar a los demás en sus tentaciones. -JR Miller