Entonces dijo Sara: "Dios me ha hecho reír, y todo el que escuche esto, se reirá conmigo". Génesis 21:6.
El tiempo puede parecer largo y la esperanza es sometida a prueba capaz de desanimar el corazón, pero el hombre espiritual será siempre consolado por la seguridad de que Todo tiene por objeto final la manifestación de la gloria del SEÑOR. "Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará…; mas el justo por su fe vivirá" Hab. 2:3-4. ¡Qué gozo deben haber sentido cuando descubrieron que su confianza en Dios, una confianza probada por una espera larga y ansiosa, estaba justificada por el otorgamiento de tal bendición! Ese es el gozo más profundo y más abundante que se obtiene después de una larga prueba de fe y paciencia.
La fe es una cosa maravillosa: introduce en nuestro presente todo el poder del futuro de Dios y se alimenta con la promesa de Dios como de una realidad presente. Por su poder, el alma depende de Dios, mientras que todo lo exterior parece estar en contra de ella, y en el «tiempo señalado», Dios le llena la boca de risa. "Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo" Gén. 21:5. En este caso, pues, la naturaleza no tenía nada de qué gloriarse. Cuando el hombre se halla absolutamente sin recursos, ha llegado la hora de Dios. Y dijo Sara: "Dios me ha hecho reír". Todo resulta en gozo, gozo triunfante cuando Dios se puede manifestar. -Charles Mackintosh
El regalo de un Hijo se convirtió en un tema de asombro para Sara de 90 años; ¡Qué mayor motivo tenemos de asombrarnos tú y yo, de que Dios haya dado a su Hijo unigénito, ¡para que todos los que creen en Él no se pierdan, mas tengan vida eterna! Y más aún, que en su infinita misericordia ¡como podríamos haber imaginado que este maravilloso regalo de la salvación es para ti y para mi! Bien podemos exclamar con Sara: "Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo". Y con el profeta: "Maravíllate, oh cielos, y asómbrate, oh tierra".
Estaba muy sobre las posibilidades de la naturaleza, y aun contra sus leyes que Sara en su vejez fuese bendecida con un hijo. Y aunque esto hubiese sido posible, está más allá de todos los poderes comunes que yo, pobre, desvalido y perdido pecador, halle gracia para llevar en mi alma al Espíritu del SEÑOR Jesús. Yo, que en un tiempo estaba desesperado, porque mi naturaleza era seca, estéril y maldita como un triste desierto, aun yo he recibido fuerzas para llevar frutos en santidad. Bien puede mi boca llenarse de alegre risa, por la singular y sorprendente gracia que he recibido del SEÑOR, pues he hallado a Jesús, la simiente prometida, y ahora es mío para siempre. En este día elevaré salmos de triunfo al SEÑOR que se ha acordado de mi bajeza, pues "Mi corazón se regocija en el SEÑOR, Mi fortaleza en el SEÑOR se exalta; Mi boca habla sin temor contra mis enemigos, Por cuanto me alegré en Tu Salvación". 1 Sam. 2:1
Quisiera que todos los que se enteren de que he sido librado de la condenación eterna y que he sido visitado de lo alto se rían de gozo conmigo. Quisiera sorprender a mi familia con mi abundante paz; quisiera deleitar a mis amigos con mi creciente felicidad; quisiera ser motivo de edificación a la Iglesia con mis confesiones de agradecimiento, y aun impresionar al mundo con la alegría de mi conversación diaria. Mi gozo no será inferior al de Sara mientras mi Amado Jesús, sea el tema de mis pensamientos diarios. Él es un profundo mar de gozo; mi alma se sumergirá en Él, quedará absorta en los deleites de su comunión. Sara miró a su hijo Isaac y se rió con exceso de alegría, y todos sus amigos rieron con ella. Y tú, alma mía, mira a tu SEÑOR, Jesús, tu Salvador y pide al cielo y a la tierra que se unan a tu gozo inefable. - Charles Spurgeon