JULIO 22



"Y la gloria que me diste les he dado". Juan 17:22.

Es decir, la gracia, que es la gloria comenzada, como la gloria es la gracia perfeccionada; estamos aquí "transformados en la misma imagen de gloria en gloria", 2 Corintios 3:18 ; "y puestos juntos en los lugares celestiales juntamente con Cristo Jesús". Efesios 2:6. "Nuestro Señor oró especialmente que todos los creyentes fueran como un cuerpo bajo una cabeza, animado por una sola alma, por su unión con Cristo y el Padre en Él, por medio del Espíritu Santo que habita en ellos. De modo que, si somos uno con Él estamos llenos de Su gloria". Mathew Henry La gloria de Su presencia, la gloria de Su Palabra, la gloria de Su Redención; y sobre todo las cosas que acompañan o comprenden la salvación, Hebreos 6:9. La gloria de Su poder y los dones e influencias del Espíritu Santo. El apóstol Pablo también entendió que Jesús da su gloria a su pueblo: Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Cor. 4:6. Tales bendiciones tienen todos los creyentes.

"Y la gloria que me diste les he dado". He aquí la superlativa liberalidad del SEÑOR Jesús, que nos ha dado todo. Aunque con una décima parte de lo que posee habría enriquecido, más de lo que pensamos, a un universo de ángeles, sin embargo no se contentó hasta que nos dio todo lo que tenía. Si nos hubiese permitido comer las migajas de su liberalidad, que están bajo la mesa de su misericordia, no nos habría sorprendido. Pero él no hace las cosas a medias, sino nos hace sentar con él y nos hace participar de la fiesta. Si sólo nos hubiese dado alguna reducida renta de sus arcas reales, habríamos tenido motivo para amarlo eternamente; pero no, él hará que su esposa sea tan rica como él, y no tendrá gloria ni gracia de la que ella no participe. Sólo quedó satisfecho con hacernos coherederos suyos, para que tuviésemos las mismas posesiones.

Jesús ha puesto todos sus bienes en las arcas de la Iglesia, y "tiene todas las cosas comunes" con sus redimidos. No hay en su casa ni una pieza cuya llave Jesús rehúse a su pueblo. Al contrario, les da plena libertad de apropiarse de todo lo que él tiene y quiere que no se hagan rogar, sino que tomen de sus tesoros tanto como les sea posible llevar. La ilimitada plenitud de su suficiencia es para el creyente tan gratuita como el aire que respira. Cristo puso en los labios del creyente el frasco de su amor y de su gracia y le pide que beba siempre. Si lo puede vaciar está invitado a hacerlo; pero, como no puede, se le pide que beba abundantemente, pues todo es suyo. ¿Qué prueba más real de compañerismo podría dar el cielo a la tierra? ¡Bendiciones! ¡Cuántas tienes ya! ¡Bendiciones, Dios te manda más! ¡Bendiciones! Te sorprenderás cuando veas lo que Dios por ti hará. - C. Spurgeon
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