AGOSTO 28


"Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios"; Efesios 2:8


Dentro del círculo de estas palabras está contenida toda la teología relativa a la salvación de los hombres. El apóstol dice: "han sido salvados", en tiempo presente. No dice: "serán," o "pueden ser". No puede haber salvación presente a menos que sea sobre esta base, "por gracia", esto es, por el favor inmerecido de Dios. Nadie puede decir: "Yo soy salvo por lo que he hecho." Pero podemos decir: Soy salvo, porque "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores." 1Tim.15:15 La gracia de Dios viene a nosotros "A través de Cristo Jesús", y sólo a través de Él.

Somos llevados a un estado de salvación, habiendo creído en Cristo y en su obra en la Cruz, son borrados todos nuestros pecados y somos hechos partícipes del Espíritu Santo; y, teniendo una esperanza llena de inmortalidad, no debemos atribuir esto a ninguna obra o mérito nuestro; porque cuando este Evangelio llegó a nosotros, todos fuimos encontrados muertos en delitos y en pecados; Por lo tanto, fue la misericordia gratuita de Dios hacia nosotros, manifestada por medio de Cristo, en quien se nos ordenó creer; y, "habiendo creído por el poder del Espíritu Santo, recibieron y fueron sellados por el Espíritu Santo de la promesa"; de modo que esta salvación no es en ningún sentido de nosotros mismos, sino que es el don gratuito de Dios; y no de ninguna clase de obras; de modo que ningún hombre puede jactarse de haber obrado su propia salvación, ni siquiera de haber contribuido a ella. "Por gracia han sido salvos", mediante la fe en Cristo. Esta es una doctrina verdadera, y sigue siendo esencial para la salvación del hombre hasta el fin del mundo. Adam Clarke


La salvación por gracia sólo puede ser agarrada por la mano de la fe. No somos salvos por medio de rituales, esfuerzos humanos, porque hemos sido buenos, al contrario somos pecadores, o porque hemos hecho cosas buenas, todo esto haría que la gracia se evaporara. Y aunque tengamos buenas obras, sin embargo, incluso estas son el fruto de la gracia de Dios; la alabanza y la gloria por ellas le pertenecen a Él, y no a nosotros: "Porque somos obra de sus manos" Isa.64:8 - "Por tanto, es por Fe, para que sea por gracia." Rom.4:16 "Y si es por la gracia no procede de las obras; de otra manera, la gracia ya no sería gracia". Rom.11:6 Tanto la salvación como la fe son el don de Dios. Dos veces, el apóstol nos dice que somos salvos por la gracia, pero los hombres no lo creen, les parece que este regalo maravilloso no puede ser adquirido tan sencillamente. Prefieren alejarse de esta doctrina verdadera y preciosa. Y logran por uno y otro método acomodar la salvación en sus propias obras, en su propia moralidad y en su propia voluntad, y así robar a Cristo, si no su corona, pero si algunas de sus joyas más brillantes.

La salvación no está en nosotros mismos; "Es don(regalo) de Dios", no es una recompensa que hemos ganado, sino un regalo gratuito que Dios otorga por medio de Su hijo Jesucristo; la aceptación de su sacrificio en la Cruz en nuestro favor; y la revelación de ese misterio en la palabra escrita. Nada es más gratuito que un regalo. La salvación es tan pura y absolutamente un don de Dios, que nada puede ser más inmerecido, si lo merecieramos ya no sería por gracia. Ninguno de nosotros la merece, porque todos somos pecadores, Rom. 3: 10-12, 23.


Si el SEÑOR Jesús te da la salvación en este momento, la tienes, la tienes para siempre. Nunca te la va a quitar; y si Él no te la quita, ¿quién podrá hacerlo? Si Él te salva ahora por medio de la fe, eres salvo, tan salvo que nunca perecerás, "ni nadie te arrebatará de Su mano". ¡Que así sea con cada uno de nosotros! Amén. ¡Oh! que quisieras aceptar sin costo lo que Cristo declaró consumado sobre la cruz. ¡Oh! que quisieras aceptar sin costo lo que Cristo declaró consumado sobre la cruz. -C.Spurgeon "Marchaba, sí, con mucha dificultad, por razón de la carga que llevaba en sus espaldas; Algo sobrenatural tocó mi voluntad, iluminó mi entendimiento, y me guió a los pies de la cruz, instantáneamente la carga se soltó de mis hombros.... Vine cargado con la culpa mía De lejos, sin alivio a mi dolor; Mas en este lugar, ¡oh, qué alegría! Mi consuelo y mi dicha comenzó. Aquí cayó mi carga, y su atadura. ¡Bendita Cruz! ¡Bendita sepultura! ¡Y más bendito quien murió por mí! - John Bunyan